1/16: sobre la cuenta atrás del Papa… y del blog [16 cartas a Benedicto 16]

Barcelona, 13 de febrero de 2013

Querido Benedicto XVI,

Con el día de hoy, 13 del 2 del 13, le quedan 16 días como Papa, después de que el lunes anunciara su renuncia al ministerio de sucesor de San Pedro. Este rincón de Internet ha procurado seguirle y explicarlo a quien quisiera conocer al anciano Papa alemán de primera mano. Quería poner al alcance del mayor número de personas la mejor selección de fuentes informativas, de links, para que pudieran hacerse cargo de quién es usted, de qué es lo que verdaderamente propone, y de qué es lo que quiere compartir con nosotros. Han sido casi tres años (B16 Links nació en abril de 2010) y no sé hasta qué punto se ha logrado el objetivo inicial. Sea como fuere, ahora, más de 600 publicaciones y 211.000 vistas después, este blog B16 también seguirá la cuenta atrás de 16 días.

La verdad, no sé cómo uno se puede despedir así, con tanta previsión, de quien ha sido el Padre común de todos los cristianos durante los últimos años, y uno de los referentes intelectuales de cristianos y no cristianos más importantes del último siglo. En términos periodísticos diríamos que no hay precedentes en la cobertura informativa de un evento de esta naturaleza.

Después de pensarlo bastante, he decidido romper el tono aséptico y estrictamente periodístico que ha ido llevando el blog desde su inicio, y cambiar el sentido de la comunicación. Si antes contaba cosas sobre Benedicto XVI a todo el mundo, ahora quisiera contarle, santo Padre, cosas que -en mi modesta opinión- el mundo debería agradecerle. Ésta será, pues, la primera de una serie de 16 cartas personales sobre lo que ha significado usted para quien escribe y -me atrevo a aventurar- para muchos de los lectores que han visitado este rincón de Internet.

Supongo que usted, santo Padre, no leerá estas cartas, pero quien sabe si en su futura vida de retiro y oración no tenga unos ratos de esparcimiento para contectarse con su iPad a través del Wi-Fi, y sonreír un poco con esta improvisada, pobre e imaginaria correspondencia.

[Y vosotros, seguidores del blog y ahora entrometidos lectores de estas cartas personales, podéis sugerir temas e ideas, motivos por los que tenemos que agradecer a Benedicto XVI todo el bien que ha hecho].

Recuerdo sus primeras palabras urbi et orbe, el 19 de abril de 2005: «Queridos hermanos y hermanas: después del gran Papa Juan Pablo II, los señores cardenales me han elegido a mí, un simple y humilde trabajador de la viña del Señor. Me consuela el hecho de que el Señor sabe trabajar y actuar incluso con instrumentos insuficientes, y sobre todo me encomiendo a vuestras oraciones. En la alegría del Señor resucitado, confiando en su ayuda continua, sigamos adelante. El Señor nos ayudará y María, su santísima Madre, estará a nuestro lado. ¡Gracias!»

Después del gran Papa y amigo suyo Juan Pablo II, usted pensaba retirarse. E incluso cuatro años después, el 30 de mayo de 2009, le contaba a la pequeña Letizia, muchacha de la Obra Misional Pontificia, que “todavía hoy me cuesta comprender cómo el Señor pudo pensar en mí, destinándome a este ministerio“. Y acto seguido, añadió: “Pero lo acepto de sus manos, aunque es algo sorprendente y me parece que supera con mucho mis fuerzas; sin embargo, el Señor me ayuda“.

Aceptó . Y este es el primer motivo de agradecimiento: que haya regalado a la Iglesia estos preciosos años de servicio, tan fecundos en magisterio, en viajes, en gestos y en santidad.

Hasta mañana,

Marc

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