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Segundo volumen de “Jesús de Nazaret”, en manos de la editorial

Fuente: http://visnews-es.blogspot.com/2010/05/entregado-editores-segundo-volumen.html

CIUDAD DEL VATICANO, 10 MAY 2010 (VIS).-La Oficina de Prensa de la Santa Sede informa hoy de que el texto definitivo del segundo volumen de la obra “Jesús de Nazaret”, de Benedicto XVI, ha sido entregado hace algunos días a los editores encargados de su publicación.

“El segundo volumen -continua la nota- está dedicado a la Pasión y la Resurrección y comienza donde acababa el primer libro. El original alemán se ha entregado al mismo tiempo a Manuel Herder, el editor que se ocupa de la obra completa (“Gesammelte Schriften”) de Joseph Ratzinger, y a don Giuseppe Costa, director de la Librería Editora Vaticana.

Esta última, como editorial principal, proveerá a la concesión de los derechos, a publicar la edición italiana y a confiar el texto a otros editores para las diferentes traducciones en varias lenguas, que se realizarán a partir del original alemán

Se espera que la publicación del libro tenga lugar contemporáneamente en las lenguas de mayor difusión. Por muy rápido que se haga, tardará todavía varios meses, dados los tiempos necesarios para traducir bien un texto tan importante y esperado”.
OP/ VIS 20100510 (190)

Navarro-Valls: «Solo la Iglesia se ha mostrado radical contra la pederastia»

Entrevista a Joaquín Navarro-Valls

Núria Navarro // El Periódico

Fuente: www.elperiodico.com

Durante 22 años fue portavoz del papa Juan Pablo II y durante 15 meses, de Benedicto XVI. Un récord absoluto en 20 siglos de historia de la cristiandad. Joaquín Navarro-Valls (Cartagena, 1936), supernumerario del Opus Dei, hombre inteligente y seductor, tiene el Vaticano y el mundo entero en la cabeza. Ahora ha vuelto a la medicina y a la escritura, sus pasiones. El próximo jueves se instala en las librerías Recuerdos y reflexiones (Plaza & Janés), un libro de artículos que debería leer «toda persona que en esta época tenga miedo a que se nos olvide pensar», apunta.

–Su nuevo yo le producirá cierta extrañeza, ¿no?

–En absoluto. El trabajo de estos años no me exigía dejar las características personales en la puerta. Era consciente de que tenía que ayudar a comunicar un universo de valores humanos y cristianos muy precisos. Pero le diré un pequeño secreto: durante todo el tiempo en el que el trabajo era un trabajo de 24 horas al día, nunca dejé de tener presente la medicina. Siempre procuré actualizar mis conocimientos.

–Ahora que está fuera, ¿en la trastienda del Vaticano se pierde la fe o sale fortalecida?

–La fe es un don. Se recibe, no se crea. De por sí, las miserias ajenas y las propias no deberían disminuir la fe, porque entran en el presupuesto. El santo no es el que no tiene defectos sino aquel que hace obras de arte con sus defectos, superándolos. Solo al ingenuo que se acerca al ser humano pensando que es impecable, le puede causar sorpresa el error de los demás.

–La fe precisa modelos.

–Lo que precisa modelos es la ética.

–¿Los hay en la Santa Sede?

–La media es muy alta. Luego hay algunos que son santos. Pero he tenido la suerte de no encontrar delincuentes. Y lo digo sinceramente. Son seres humanos.

–Si no perdió convicción, ¿por qué renunció a ser portavoz de Benedicto XVI?

–Llegó un momento en que estaba convencido de que no era bueno para una Santa Sede tan mediatizada. Poco después de su elección, Benedicto XVI me preguntó: «¿Usted le había planteado alguna vez a Juan Pablo II dejarlo?». Le contesté que tres veces. «¿Y qué le respondió?», me interrogó. «Como sabe, hacía broma de casi todo –le conté–; dijo que tenía que reflexionar y me respondió: ‘Recuérdemelo dentro de cinco años’». Pero tenía que dejarlo. Piense que he conocido a 12 portavoces de la Casa Blanca… No fue por el cambio de pontificado, le aseguro.

–Sin embargo, la marca Benedicto XVI –un Papa intelectual pero anticlimático– es más difícil de vender.

–Yo no lo veo así. Benedicto XVI es, desde san Pedro hasta hoy, el Papa que tiene la mayor bibliografía personal. Ha publicado 40 libros y 800 artículos, tiene 18 honoris causa y ha aceptado debates en la escéptica Oxford. ¿Qué significa todo eso? Que hay una riqueza de ideas extraordinaria. Habrá que ver si las vehicula adecuadamente o no.

–Los tiempos reclaman un perfil más social que intelectual, ¿no cree?

–Creo que estamos en un momento de la humanidad en que hay una gran ambigüedad en los conceptos. Cada palabra significa ocho cosas distintas. Que haya un Papa que quiera hacer una clarificación semántica es un trabajo extraordinariamente necesario. Sus escritos son leidísimos en el mundo académico.

–Wojtila había hecho teatro de joven, dominaba la escena, conectaba.

–Siempre he sido reacio a las comparaciones. Cuando Juan Pablo II fue elegido tenía 58 años y cuando lo fue el cardenal Ratzinger, tenía 78 años. ¡Por el hecho de haber aceptado ya es como para levantarle un monumento! Yo he vivido desde dentro la estrechísima colaboración personal entre Juan Pablo II y el cardenal Ratzinger. En los borradores de documentos escritos por Juan Pablo II se repetía siempre una frase: «Que lo vea Ratzinger».

–También pidió en su testamento que continuara la reforma de la Iglesia. Parece que no será así.

–Reformas hay. No veo a ninguna institución política, cultural o educativa que esté haciendo lo que la Iglesia bajo Ratzinger frente al repugnante tema de la pederastia. ¡No caigamos en la hipocresía de pensar que la pederastia es cosa de cuatro eclesiásticos! Es una cosa bestial que afecta a millones de niños en todo el mundo. Hay países miembros de Naciones Unidas donde es legal que el hijo de un jeque se case con una niña de 7 años y la comunidad internacional no dice ni una palabra.

–No es exactamente lo mismo.

–Mire, el 90% de los abusos a niños se consuman en el entorno familiar y el asunto queda en el ámbito jurídico- penal. No veo a ninguna institución que tenga una reacción proporcional a la de la Iglesia

–Una reacción tibia y tardía.

–Una reacción muy radical. Sin parangón, insisto.

–Hay quien señala a Juan Pablo II como inductor del silencio de algunos de esos casos.

–En su mayoría son hechos acaecidos en los años 60 y silenciados por las mismas víctimas. Y menos mal que hablaron… aunque lo hicieran en un contexto jurídico-económico. Cuando Juan Pablo II tuvo noticia de la dimensión y la gravedad del problema, llamó a Roma a todos los cardenales americanos para discutir exclusivamente el tema.

–Hablar no es tomar medidas.

–Se empezaron a tomar medidas. También está el triste y enigmático caso de Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo [acusado de abuso sexual contra seminaristas y menores de edad]. Yo mismo di la comunicación de las sanciones en mayo del 2006, el primer año de pontificado de Benedicto XVI, pero el proceso canónico se inició en el de Juan Pablo II. Leer que el Papa había protegido a Maciel me causa indignación.

–La teoría conspiratoria ve en este asunto un ajuste entre facciones cara al próximo cónclave.

–¡Quíteselo de la cabeza!

–Se ha levantado polvareda…

–La polvareda se inició con el artículo de Laurie Goodstein en el New York Times [afirmaba que en 1996 el entonces cardenal Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, archivó el proceso al sacerdote Lawrence Murphy, de la diócesis de Milwakee, culpable de 200 casos de abusos]. Esa periodista no subrayó que la policía interrogó a Murphy y lo declaró inocente. ¿Por qué no dicen que los policías de Milwakee son encubridores?

–Quizá el remedio sea poner fin al celibato.

–La cuestión no es «celibato, sí» o «celibato, no». Nada tiene que ver con el amor humano y menos aún con la sexualidad. Tiene que ver con la imposibilidad que la modernidad nos ha metido dentro de decir «para siempre». Frente a eso, propone el «me tengo que dejar las puertas abiertas». Todo es una prueba. La modernidad nos ha reducido. Nos ha hecho enanos. Gran parte del éxito de Juan Pablo II con los jóvenes es haberles dicho: «Sois capaces de decir ‘para siempre’. Sois muy superiores a todas las hipótesis sobre vosotros que la modernidad os otorga».

–Sin embargo, se van dando de baja muchos socios del club.

–¿Esos que se dan de baja estaban dentro del club? Quizá para algunos sea una época de purificación intelectual. Creían por razones falsas. El tema de la fe es una particular relación entre uno y Dios. Si pensaban que unas miserias humanas pueden cercenar esa relación es que se equivocaban. Es otra cosa.

–¿Qué cosa es?

–Creo en Dios porque me creo al pie de la letra las dos líneas del Génesis que dicen: «Y Dios creó al hombre a su imagen y semejanza». Si eso es verdad, ¡caramba!, cambia todo. Si eso es verdad, yo le debo a usted un respeto que va infinitamente más allá de cualquier cosa que se me pueda ocurrir sobre usted. Decía Pascal: «El hombre es realmente grande cuando se pone de rodillas». ¿Qué quiso decir?

–Usted dirá. Así, de repente, no suena muy bien.

–Quiere decir que una actitud humana básica es la de rezar, porque el hombre debería tener muy claro cuáles son sus límites frente al dolor, frente a cómo digiere los desprecios de los demás y, eventualmente, frente a la muerte. Y si veo los límites, veo cuáles son mis posibilidades. Y me convierto en un ser optimista, porque sé que, pase lo que pase, al final de todo esto hay un happy end. Si no me lo creo, la vida no solo es un drama sino que no merece la pena. Si no me la creo, entiendo incluso lo ininteligible: el suicidio.

–Usted tiene razones para el optimismo. Ha tenido poder, y mucho.

–Y usted se lo cree.

–Sí, señor.

–Es inevitable que, cuando te expones a salir en los medios, la gente asocie presencia a poder real. Pero no he pretendido ni he querido poder alguno ni en el Vaticano ni en otros puestos. Mire el apego que tenía al poder, que solo quería dedicar algunos años de mi vida a leer y al estudio de la medicina.

–Entretanto, revolucionó la comunicación vaticana.

–En el campo de la comunicación he llegado a conclusiones muy pedestres. Comunicar es tener algo que decir –los medios están llenos de espacios donde alguien que no tiene nada que decir dice algo porque siente la necesidad de que los demás se acuerden de que está vivo– y adaptar lo que tienes que decir al medio en el que lo dices. Juan Pablo II aceptó eso y yo intenté ayudarlo.

–Hizo más cosas.

–Quizá instaurar otro modo de trato con los periodistas acreditados (6.000 el último mes de papado de Juan Pablo II, más que en unos JJOO). A veces me decían: «No se fíe usted de ese, que es un homosexual escandinavo… ». «¡Y a mí qué me importa! – respondía–. Es un colega que se gana el pan con este trabajo».

–Fue el artífice del encuentro de Juan Pablo II con Gorbachov, símbolo del fin de la guerra fría.

–Fui un año antes a Moscú, en junio de 1988, cuando la perestroika era una hipótesis. Gorbachov me recibió en su despacho del Kremlin con una sonrisa. Era un hombre lleno de vitalidad. Un año después vino al Vaticano. Pero eso forma parte del abecé del trabajo… Cuando alguna vez Juan Pablo II o Benedicto XVI agradecían mis servicios, siempre les contestaba: «No me dé las gracias, me paga para esto; poco, pero me paga». Estar cerca de la Historia no significa ser el motor de la Historia.

–¿Y cómo ve la Historia ahora?

–En esta tardomodernidad hay un nivel de inseguridad crítico. Cuando este Papa, antes de resultar elegido, habló de la «dictadura del relativismo » estaba diciendo algo muy importante.

–Usted aventuró que, cuando abandonara la plaza de San Pedro, se ordenaría sacerdote.

–Nunca lo pensé. No es mi dirección de vida.

–¿Cuál es su dirección de vida?

–Soy feliz por volver a mi primer amor profesional que era y sigue siendo la medicina. Trabajo en la Universidad Campus Bio-Médico de Roma, y también en la joven facultad de Medicina de la UIC.

–Me interesaba menos el trabajo que la persona.

–Aspiro a vivir. Estamos tan ocupados con el vivir que se nos olvida la riqueza del hecho de vivir. Párate y reflexiona sobre la maravilla de que es mejor ser que no ser, y díselo a la pobre mujer que se enfrenta a la decisión de un aborto. Entre el ser y la nada, el ser.

La crisis de la pederastia en la Iglesia en 1.001 palabras

Los cargos

 

New York Times (NYT) publica (12/3/10) que en 1980 la archidiócesis de Múnich y Freising, siendo Joseph Ratzinger obispo, acogió y finalmente reincorporó a un sacerdote acusado de abusar sexualmente de niños. El cura perpetró más tarde nuevos abusos y fue procesado. Como se ha demostrado después, quien tomó la decisión de readmisión no fue Ratzinger sino el vicario general: la reasignación tuvo lugar en septiembre de 1982, cuando Ratzinger ya estaba en Roma .

Por las mismas fechas (5/03/10) se intenta implicar al hermano de Ratzinger, pero la acusación no se sostiene.

La respuesta de Benedicto XVI

Benedicto XVI (19/03/10) escribe una carta a los católicos de Irlanda [inglés, castellano] sobre los abusos a niños y jóvenes por parte de clérigos, destapados por los informes Murphy (julio 2009) y Ryan (mayo 2009). Irlanda es el segundo país tras Estados Unidos donde se investiga a fondo.

En la misiva, Benedicto XVI apunta 8 causas de este desastre: 1) inadecuada respuesta a la secularización, 2) descuido de prácticas sacramentales y devocionales (confesión frecuente, oración diaria y retiros anuales), 3) tendencia a adoptar formas de pensamiento y juicio sin referencia suficiente al Evangelio; 4) tendencia a evitar enfoques penales de las situaciones canónicamente irregulares; 5) procedimientos inadecuados para determinar la idoneidad de los candidatos al sacerdocio y a la vida religiosa; 6) insuficiente formación humana, moral, intelectual y espiritual en los seminarios y noviciados; 7) tendencia social a favorecer el clero y otras figuras de autoridad y 8 ) preocupación fuera de lugar por el buen nombre de la Iglesia y para evitar escándalos.

A las víctimas dice: “Habéis sufrido inmensamente y eso me apesadumbra en verdad. Sé que nada puede borrar el mal que habéis soportado. (…)  Es comprensible que os resulte difícil perdonar o reconciliaros con la Iglesia. En su nombre, expreso abiertamente la vergüenza y el remordimiento que sentimos todos. Al mismo tiempo, os pido que no perdáis la esperanza”. A los sacerdotes y religiosos que han abusado de niños: “Debéis responder de ello ante Dios todopoderoso y ante los tribunales debidamente constituidos”. A los obispos: “No se puede negar que algunos de vosotros y de vuestros predecesores habéis fallado, a veces gravemente, a la hora de aplicar las normas, codificadas desde hace largo tiempo, del derecho canónico sobre los delitos de abusos de niños. Se han cometido graves errores en la respuesta a las acusaciones”.

Benedicto XVI propone cinco medidas: 1) un año de penitencia, 2) redescubrir el sacramento de la Reconciliación (la confesión), 3) fomentar la adoración eucarística; 4) una Visita Apostólica (una inspección) en algunas diócesis, seminarios y congregaciones religiosas; 5) una misión para todos los obispos, sacerdotes y religiosos. En otras palabras: hacer limpieza.

Más cargos aún

El 24/03/10, NYT apunta directamente a Benedicto XVI como responsable de un caso, cuando era todavía cardenal: el de Lawrence Murphy, que abusó de niños sordos en los 70 en Milwaukee y no fue condenado ni por la justicia ordinaria ni por el arzobispado. Como se ha visto después, la falta de diligencia en el castigo del malhechor fue culpa del propio arzobispado local: el caso no llegó al Vaticano hasta los 90. El sesgo de la noticia periodística puede explicarse por errores de traducción y porque el artículo bebe de dos fuentes: los abogados que han denunciado al Arzobispado (uno de ellos, Jeffrey Anderson, tiene litigio abierto contra la Santa Sede) y el arzobispo retirado de Milwaukee Rembert Weakland, en activo cuando sucedió todo.

El 2/2/10 Associated Press lanzó otra acusación contra Benedicto XVI, cuya pruebas se demostraron falsas. El 9/4/10 volvió a la carga NYT con más acusaciones, con igual suerte.

En resumen, las acusaciones contra la Iglesia son tres: 1) algunos sacerdotes católicos abusaron de niños, 2) muchos obispos lo ocultaron, y 3) Benedicto XVI es personalmente responsable. Con datos en la mano, el n. 1 es lamentablemente cierto en una ínfima minoría del colectivo; n. 2 se afirma en determinados prelados y n. 3 es rotundamente falso.

Las consecuencias

Algunos piden juzgar al Papa por encubrimiento, y aprovechan para suspender al catolicismo en su conjunto. Otros de funesto recuerdo ya habían intentado, tiempo atrás usar los delitos de unos pocos para desacreditar a toda la institución. Algunos abogados intentan sacar provecho. No han faltado voces amigas del Papa desde el judaísmo, desde el agnosticismo y, en general, desde ambientes intelectuales.

El Vaticano ha puesto sobre la mesa la información que tiene. Tal ejercicio de transparencia ha llegado al extremo de que el fiscal del Vaticano hable sobre los casos de abusos en una documentada entrevista. La Santa Sede ha publicado los reglamentos por los cuales se juzgan estos casos y abundante documentación.

Dentro de la Iglesia, ha habido partidarios de la ruptura y partidarios de la renovación. Ruptura: 1) algunas voces reclaman una revisión del celibato y de la moral católica, aunque expertos y opinadores incluso no católicos han denunciado con datos la inexistencia de tal vinculación causa-efecto. 2) exponentes antirromanos de cierta edad han reclamado la dimisión del Papa o una reforma.

Renovación: muchos han aplaudido el posicionamiento de Benedicto XVI de tolerancia cero, petición de perdón y penitencia y conversión. Muchos católicos han salido de la perplejidad buscando la verdad de los hechos. La operación limpieza iniciada años atrás ha retomado impulso: desde la carta a Irlanda han dimitido dos obispos irlandeses, un americano, un alemán, un noruego y un belga. El liderazgo interno de Benedicto XVI es mayor ahora: se percibe Benedicto XVI como parte de la solución, y no parte del problema.

Además de la Iglesia, pocos han priorizado la protección de las víctimas y las medidas para acabar con la pederastia. Es una lástima, tanto más cuando se constata que es un problema transversal: afecta más gravemente a muchos otros colectivos sociales. Países como Alemania, ya lo afrontan globalmente. Algunos articulistas han apuntado a la culpa que en la extensión del fenómeno haya podido tener la revolución sexual de los sesenta y su simpatía declarada hacia la pedofilia.

Marc Argemí

http://twitter.com/marcargemi

 

NUEVA EDICION DEL ANUARIO ESTADISTICO DE LA IGLESIA

Fuente: http://212.77.1.245/news_services/press/vis/dinamiche/b0_sp.htm

CIUDAD DEL VATICANO, 27 ABR 2010 (VIS).-La Librería Editora Vaticana acaba de publicar una nueva edición del Anuario Estadístico de la Iglesia, en el que se recogen datos sobre los principales aspectos relativos a la acción de la Iglesia católica en los diferentes países en el período 2000-2008.

A lo largo de estos nueve años, la presencia de católicos en el mundo ha pasado de 1.0.45 .056 en 2000 a 1.166 millones en 2008, con una variación relativa del +11,54%. Sin embargo, leyendo los datos de forma diferenciada se observa que en África se registra un incremento del 33%, mientras en Europa la situación se mantiene sustancialmente estable (+ 1,17%); en Asia el incremento es de +15,61%, en Oceanía +11,39) y en América + 10,93. No obstante, los católicos europeos han pasado del 26,81% del 2000 al 24,31%, de 2008. En América y Oceanía se mantienen estables y en Asia aumentan ligeramente.

Por  lo que respecta al número de obispos en el mundo, se ha pasado de 4.541 en 2000 a 5.002 en 2008, con un aumento del  10,15%.

La población sacerdotal, tanto diocesana como religiosa, muestra un ligero crecimiento a lo largo de estos nueve años (con un aumento del 0,98% a nivel mundial), pasando de 405.178 en 2000 a 409.166 en 2008. Si en África y Asia aumentan (respectivamente un 33,1% y un 23,8,%), América se mantiene estable, mientras Europa y Oceanía disminuyen un 7% y un 4%.

Los sacerdotes diocesanos aumentan un 3,10%, pasando de 265.781 en 2000 a 274.007 en 2008. Por contraste, los sacerdotes religiosos se hallan en constante disminución (-3,04%), llegando a ser 135.159 en 2008. Los sacerdotes disminuyen claramente solo en Europa: si en 2000 representaban más del 51% del total mundial, en 2008 decrecen al 47%. Sin embargo, si en Asia y África juntas suponían en 2000 el 17,5% del total, en 2008 el porcentaje era del 21,9%. América  ha aumentado ligeramente su  porcentaje que ronda el 30%.

En cuanto a los religiosos no sacerdotes, si en 2000 eran 55.057, en 2008  han bajado a 54.641. Comparando los datos por continentes, en Europa se percibe una neta disminución (-16,57%) y en Oceanía (-22,06%), manteniéndose establemente en América y aumentando en Asia (+32,00%) y en África (+10,47%).

Las religiosas son casi el doble que los sacerdotes y 14 veces los religiosos, pero actualmente están disminuyendo. Han pasado de 800.000 en 2000 a 740.000 en 2008. En cuanto a su distribución geográfica, el 41% reside en Europa mientras en América vive el 27, 47% , en Asia el 21,77% y en Oceanía el 1,28% . En términos generales, las religiosas han aumentado en los continentes más dinámicos, África (+21 %) y Asia (+16%).

El Anuario Estadístico de la Iglesia también recoge la evolución del número de estudiantes de filosofía y de teología en los seminarios diocesanos y religiosos. A nivel global han aumentado, pasando de 110.583 en 2000 a más de 117.024 en 2008. Mientras en África y en Asia los candidatos al sacerdocio aumentan, en Europa disminuyen.

OP/        VIS 20100427 (520)

Declaración abogado sobre abusos sexuales

font: http://visnews-es.blogspot.com/2010/04/declaracion-abogado-americano-sobre.html

CIUDAD DEL VATICANO, 23 ABR 2010 (VIS).-Con motivo de la denuncia contra la Santa Sede, que abogados de Estados Unidos, en nombre de una víctima de abuso sexual por parte de un sacerdote, han presentado en el Tribunal Federal de Milwaukee (EE.UU.), la Oficina de Prensa de la Santa Sede remite a la declaración del abogado Jeffrey Lena, encargado de defender a la Santa Sede en Estados Unidos.

“En primer lugar, hay que manifestar compasión a las víctimas de los actos delictivos cometidos por el padre Lawrence Murphy. Por haber abusado sexualmente de niños, Murphy ha violado tanto la ley como la confianza que sus víctimas habían depositado en él.

“Aunque las víctimas de abusos han presentado denuncias legítimas, en este caso no se trata de una de ellas. Al contrario, la denuncia supone un intento de utilizar los trágicos acontecimientos como una plataforma para realizar un ataque más amplio. Este último ataque pretende representar a la Iglesia Católica como si fuera una empresa multinacional”.

“El caso contra la Santa Sede y sus representantes no tiene fundamento. La mayor parte del contenido de esta denuncia es una mezcla de viejas teorías ya rechazadas por tribunales de los EE.UU. En cuanto a Murphy, la Santa Sede y sus representantes no sabían nada de sus crímenes hasta unas décadas después de que cometiera los abusos, y no tenían nada que ver con los daños sufridos por el demandante.

“Dado que no tiene ningún fundamento, la denuncia -con su rueda de prensa y los comunicados de rigor- es simplemente el intento más reciente de algunos abogados de EE.UU. de utilizar el proceso judicial como una herramienta para relacionarse con los medios de comunicación.

“Si es necesario, responderemos más claramente a esta denuncia en el tribunal y en el momento oportuno.
OP/ VIS 20100423 (300)

Declaración del Director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede (14.4.10)

[fuente: http://visnews-es.blogspot.com/2010/04/declaracion-del-director-de-la-oficina.html]

“CIUDAD DEL VATICANO, 15 ABR 2010 (VIS).-El director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, padre Federico Lombardi, S.I., realizó ayer por la tarde la siguiente declaración:

“Las autoridades eclesiásticas no consideran de su competencia hacer afirmaciones generales de carácter específicamente psicológico o médico, para las cuales se remiten naturalmente a los estudios de especialistas y a las investigaciones que realizan.

“Por lo que concierne a la competencia de las autoridades eclesiásticas, en el campo de las causas de abusos de menores por parte de sacerdotes, afrontadas en los años recientes por la Congregación para la Doctrina de la Fe, se confirma el dato estadístico referido por monseñor Charles J. Scicluna en el que hablaba de un 10% de casos de pederastia, en el sentido propio de la palabra, y un 90% de casos que más bien hay que definir como efebofilia (es decir, con adolescentes), de los cuales el 60% hacen referencia a personas del mismo sexo y el 30 % de carácter heterosexual. Aquí se hace referencia evidentemente a los problemas de abusos por parte de sacerdotes y no de la población en general”.