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De la doble moral y de la burla

Autor: Antoni Puigverd // La Vanguardia

Fuente: http://www.lavanguardia.es/premium/epaper/20101101/54064261243.html

Fíjense no en la anécdota, sino en el estilo de Sánchez Dragó: “En Tokio, un día, me topé con unas lolitas, pero no eran unas lolitas cualesquiera, sino de esas que se visten como zorritas, con los labios pintados, carmín, rímel, tacones, minifalda… Tendrían unos trece años. Subí con ellas y las muy putas se pusieron a turnarse. Mientras una se iba al váter, la otra se me trajinaba”. La presidenta Aguirre lo considera un ejercicio de prosa poética: “La literatura está llena de actos reprobables (…) pero la literatura es eso: literatura”. El autor ya ha rectificado su narración, seguramente presionado por la opinión pública, pero sin apercibirse de que no es el hecho, sino el estilo, lo que más le retrata. Es la descripción de las chicas (“las muy putas”) lo más hiriente de su relato.

Pasemos ahora a los medios que más le han afeado el gesto. Son los mismos que acostumbran a describir como literarias confesiones de pederastia de otros escritores más famosos. Las escenas de compra de sexo infantil relatadas por Gil de Biedma en Retrato del artista en 1956,por ejemplo. En el caso de Dragó, la izquierda no acepta la literatura como coartada. La ministra González Sinde sostiene: “Las obligaciones de un escritor no son distintas de las de cualquier otro miembro de la sociedad”. Los mismos medios que idolatran las películas de Almodóvar, en una de las cuales se hace apología de la pederastia, se rasgan diariamente las vestiduras ante los casos de paidofilia de clérigos católicos denunciados en los últimos años. Y gracias a su relato sesgado y constante se ha formado en España una corriente política y cultural que, aprovechada por un teniente de alcalde de Barcelona, ha llegado a considerar indigna para la ciudad la visita Joseph Ratzinger (precisamente el pontífice que con mayor empeño ha combatido la pederastia que afecta a una minoría de sacerdotes).

Curiosa doble moral. Se rasgan las vestiduras sólo cuando el pederasta pertenece a las filas del enemigo (no exagero usando el concepto enemigo: el viejo jurista alemán Carl Schmitt parece haber seducido por igual a la derecha y la izquierda contemporáneas, pues su estrategia “amigo-enemigo” abraza ya todos los frentes mediáticos y culturales). La corriente izquierdista, que tan activamente ha zurrado a Sánchez Dragó y que no considera necesario rectificar las informaciones sesgadas sobre el papel de Ratzinger en la lucha contra la pederastia, se ha mostrado en múltiples ocasiones indiferente y concesiva con las manifestaciones o las prácticas paidófilas de conspicuos miembros de la cultura autodenominada progresista.

Recordaba el otro miércoles Ferran Sàez Mateu en nuestro suplemento Culturas diversos ejemplos de apología de la pederastia que no han causado ni escándalo ni revuelo. En el primer disco de la Orquesta Mondragón, por ejemplo, Javier Gurruchaga, showman oficial de TVE en los años de Felipe González, españolizó un clásico del jazz, Satin doll,injertándole una letra de Eduardo Haro Ibars (celebrado y trágico poeta de la movida madrileña), que dice así: “El hombre de los caramelos (…) a la puerta del colegio / espera para hacerte feliz. / Y si deseas con él disfrutar / no te debes, niño, asustar. / Él tiene siempre lo que te hará gozar”. La doble moral que acusa de horrible pederasta al enemigo ideológico, pero eleva por la misma razón al amigo a la categoría de artista o transgresor, demuestra dos cosas. Primera, que la seguridad de niños importa un bledo. Segunda: que las trincheras de hoy son, por fortuna, menos belicosas que las de antaño, pero tienen la misma miserable profundidad.

Desde las trincheras de hoy muchos creen disparar humor. Durante años, en el mundo de la cultura catalana y española, la frontera del humor estaba clara. Existía, por un lado, un humor barato y cruel, que se fundaba en la denigración de los defectos de las personas. Reírse de los maricones, de las mujeres o de los gitanos no era humor, era burla. El humor, se decía, es otra cosa: un guiño de la inteligencia, un brillo del ingenio, una forma de liberación. El otro día en un programa de Catalunya Ràdio, hablando de la visita papal, dedicaron largos minutos a burlarse de la liturgia y los cánticos católicos. Fue un ejercicio de libertad de expresión que, por inviolable, la audiencia católica tuvo que tragarse con patatas. Pero también un ejercicio de bullying,de acoso a una minoría desde el confortable poder que concede un medio público.

Como unos niños crueles que, envalentonados por la fuerza del grupo, atacan al feo, al gordo, al diferente de la clase, así aquel grupo de periodistas, envalentonados por el incontestable poder del medio público que les concede el micrófono, se burlaron de los católicos. Ciertamente: la calidad de la democracia se mide por su capacidad de integrar el insulto. Pero también de respetar a las minorías. Los medios públicos catalanes, tan sensibles a los excesos de las televisiones y radios de otras partes de España, son incapaces de mirarse en el espejo de sus minorías. No las respetan. Es lo que hay. No habría que darle más vueltas, si no fuera por el concepto con que aquellos periodistas tan valientes disfrazaron su proeza. Le llaman humor, pero era escarnio. Le llaman desenfado, pero era burla. Creían divertir y se divertían: acosando.

L’home dels caramels

“Es parla de pederàstia d’una manera deshonestament parcial”

Ferran Sàez // Avui

Font: http://paper.avui.cat/dialeg/detail.php?id=188311

L’any 1978 una nena de 12 anys va protagonitzar la seva primera pel·lícula. Es deia Brooke Shields i feia de prostituta a La petite, del director francès Louis Malle, icona cultural de l’esquerra benpensant europea. Hi apareixia nua, i figurava que mantenia relacions sexuals amb adults. A tothom li semblava normal, allò. L’any 1978 calia ser progre de totes passades. Als qui van gosar dir alguna cosa se’ls va tractar de reaccionaris i cavernícoles. Un any després, el 1979, l’Orquesta Mondragón, liderada per Javier Gurruchaga, icona cultural de la televisió espanyola en l’era de Felipe González, va editar el seu primer disc, Muñeca hinchable. Moltes de les lletres eren d’Eduardo Haro Ibars (icona cultural de la Movida Madrilenya promoguda per Tierno Galván), fill d’Eduardo Haro Tecglen, icona cultural del progressisme espanyol. Una de les cançons es basava en l’estàndard de jazz Satin doll i duia per títol El hombre de los caramelos. La lletra d’Haro Ibars, homosexual i politoxicòman que va morir de sida l’any 1988, deia literalment: “El hombre de los caramelos (…) a la puerta del colegio / espera para hacerte feliz. / Y si deseas con él disfrutar / no te debes, niño, asustar. / Él tiene siempre lo que te hará gozar“. La pederàstia es feia així encara més glamurosa que quan la va glossar Gil de Biedma, icona cultural de la Gauche Divine barcelonina, en els seus records de les illes Filipines.

L’ANY 1984, PEDRO ALMODÓVAR, icona cultural del postmodernisme espanyol d’esquerres, estrenava ¿Qué he hecho yo para merecer esto? L’esmentat Gurruchaga hi feia el paper d’un dentista pedòfil. En una escena cap al final de la pel·lícula, l’odontòleg es posava d’acord amb un nen d’uns 8 o 9 anys i amb la seva mare, interpretada per Carmen Maura, per consumar una mena de relació sexual estable amb el menor. Segons el retrat que en feia Almodóvar, tots eren feliços i hi estaven d’acord. Al cap de molts anys, el director manxec va contraposar aquella pederàstia bona, que feia tanta gràcia als progres de l’època, amb una altra que ja no resultava ideològicament homologable, tot i que era igual. La pel·lícula es deia La mala educación (2004).

TORNEM A L’ANY 1979. En aquells dies estranys es va publicar una obreta que duia per títol El libro rojo del cole. A la coberta hi havia una il·lustració de Romeu on es veia un grup de nens amb el puny tancat, armats amb forques, dalles i garrots. El text, anònim, el va treure al carrer l’editorial Nuestra Cultura en una col·lecció que duia per títol Mano y Cerebro. La iniciativa estava vinculada a Alfonso Guerra i Cristina Almeida; l’edició pròpiament dita va anar a càrrec de Lluís Cabrera. Hi va haver una discreta distribució a les llibreries, i una altra de molt més àmplia, de caràcter informal, duta a terme per les joventuts del PSOE i altres organitzacions en instituts de batxillerat. Es tractava del catecisme progre de la dècada del 1970, adaptat al llenguatge i als referents propis de la Transició espanyola. Contenia una síntesi del Maig del 68, la Revolució Cultural xinesa i els diversos corrents contraculturals de l’època; tot adobat amb un líquid ideològic espès a mig camí entre el marxisme ortodox, l’anarquisme festiu, els moviments pedagògics tipus Summerhill, les atapeïdes vinyetes del còmic trash i les lletres del rock contestatari com les que feia l’esmentat Haro Ibars.

COM TOT EN AQUELLA ÈPOCA, la sexualitat també es va polititzar i la pederàstia quedà legitimada amb curioses coartades ideològiques. “Si un professor (home o dona) se’n va al llit amb un o amb una dels seus alumnes, se’l destitueix immediatament. Per què? Perquè la moral oficial és molt retrògrada: considera que és molt més immoral fer l’amor amb un alumne que no pas trencar-li la cara”. En aquest sentit, El libro rojo del cole va encara molt més lluny, amb afirmacions com aquesta: “De vegades llegim als diaris que un maníac sexual, un sàdic (quasi sempre un home) ha agredit sexualment una criatura. Es diu i es repeteix, encara avui, que aquests obsessos sexuals són perillosos. És estrany que sigui així. No són criminals sexuals, sinó homes que han estat mancats d’amor”.

TOT AIXÒ TÉ UNA HISTÒRIA, un origen. Sartre va entendre que la revolució sexual era proporcionar a Simone de Beauvoir llistats acuradament comentats de noietes disposades à s’engager i a qualsevol altra cosa per tal de guanyar algun cum laude. La dona dels caramels també existeix. Aquestes cartes van sortir a la llum pública fa uns anys i tenen una extraordinària semblança a les que el vescomte de Valmont enviava a la marquesa de Merteuil a Les liaisons dangereuses de Pierre Choderlos de Laclos. Creuen que exagero? Llegeixin aquesta frase d’una carta de Sartre a Beauvoir (23-12-1939): “Em divertiu, amb el vostre harem de dones. Us animo a estimar molt la vostra petita Sorokine, que és ben encantadora. Direu, però, que caldrà sacrificar-la quan acabi la guerra” (“Vous m’amusez avec votre harem de femmes. Je vous encourage fort à bien aimer votre petite Sorokine, qui est toute charmante. Mais direz-vous, il faudra la sacrifier à la fin de la guerre“). Últimament sembla que se’n parla molt, de pederàstia. En realitat se’n parla massa poc, i d’una manera deshonestament parcial. L’home dels caramels, el degenerat de sempre, la mala bèstia ancestral, té molts rostres. Més dels que alguns es pensen.