Category Archives: missatge cristià

Vatileaks o la desinformación masiva sobre Benedicto XVI y el Vaticano

Marc Argemí//B16Links

Los fabricantes de desinformación, que existen, saben que hay algo mucho mejor que conseguir que la gente crea las intoxicaciones informativas que ellos inventan con medias verdades: es conseguir que la audiencia acepte como buena la interpretación de la situación que se deduce de esos datos. Y estos desinformadores, que existen y actúan, saben que hay dos armas para instrumentalizar los medios en beneficio propio: los rumores y las filtraciones. El caso conocido como Vatileaks, o la filtración masiva de documentos confidenciales del Vaticano, es paradigmático de las dos cosas.

Los hechos

25 de enero de 2012: una emisión del programa Gli Intocabili, hace pública una carta fechada el 7 de julio de 2011, escrita por el entonces secretario general del Gobierno del Estado del Vaticano, Carlo Maria Viganò y dirigida a Benedicto XVI, en la que se denunciaban ciertas corruptelas en la gestión económica de la Santa Sede: aquí la media verdad. Su nombramiento como nuncio en los Estados Unidos cabría interpretarlo como un castigo por haber intentado hacer limpieza: aquí la desinformación completa.

El programa del periodista Gianluigi Nuzzi no dice, por ejemplo, que los hechos denunciados en las cartas de Viganò sí fueron objeto de una investigación interna, como apuntaba en su día el vaticanista Andrea Tornielli. El director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, P. Federico Lombardi, emitió un comunicado en el que además de defender la honorabilidad de Viganò, criticaba el tratamiento mediático “parcial y banal, exaltando evidentemente los aspectos negativos, con el fácil resultado de presentar las estructuras del gobierno de la Iglesia no tanto como afectadas por la fragilidad humana –lo cual sería fácilmente comprensible-, sino como caracterizadas en profundidad por pendencias, divisiones y luchas de intereses”. El 4 de febrero salía al paso de las acusaciones la misma presidencia del Gobierno del Estado del Vaticano, para rebatir como carente de fundamento la impresión que daban las cartas. La cuestión sería aún un poco más articulada, a juzgar por otro vaticanista bien informado, Sandro Magister, quien sugiere motivaciones relacionadas con las expectativas profesionales de Viganò.

El 8 de febrero, el mismo programa de televisión cargaba contra la gestión del Instituto de Obras de Religión (IOR), conocido popularmente como el banco del Vaticano, tomando como base otro documento confidencial filtrado clandestinamente. Acusaciones que fueron rebatidas al día siguiente.

El 14 de febrero, Lombardi recomendó “calma y sangre fría y recurso abundante a la razón” en un largo comunicado, después de que se filtrara una alocada teoría sobre un complot para acabar con la vida del Papa, que publicó Il Fatto Quotidiano.

El 25 de abril se comunicaba la creación de una comisión de investigación para esclarecer el origen de las filtraciones, formada por tres cardenales: Julián Herranz, Jozef Tomko y Salvatore de Giorgi.

El gran estallido ha sido la aparición del libro Sua Santità, con decenas y decenas de documentos privados, facilitados por algunos topos dentro del Vaticano a Nuzzi. El libro coincide en el tiempo con la detención de un presunto topo, el 23 de mayo: Paolo Gabriele, mayordomo de Su Santidad.

Hasta aquí los hechos.

El nuevo libro ha desconcertado por lo que supone, más que por lo que dice. Hay revelaciones que dejan en mala posición algunas personas, como el cardenal secretario de Estado, Tarcisio Bertone, o el cardenal de Milán Angelo Scola, o incluso el veterano periodista italiano Bruno Vespa. Pero más preocupante resulta la impresión que se transmite: que un número tan elevado de documentos pueda ser filtrado implica la deslealtad de personas depositarias de gran confianza, y la falta de pericia o la complicidad de personas en cargos de responsabilidad, por no hablar de los objetivos de que éstas actividades buscarían.

Las interpretaciones

A partir de aquí surge una sucesión de interpretaciones interesadas, noticias improvisadas, rumores que parecen más la proyección de deseos que historias con cierto fundamento, la mayoría de los cuales sirven para constatar que la operación de desinformación provocada por los filtradores de documentos ha logrado su objetivo: instalar en la mente de la audiencia la percepción del Vaticano como un lugar de intrigas por el poder, de hipocresía, de corrupción y en flagrante incoherencia respecto al mensaje cristiano.

Las tesis se abonan sin datos contrastados, pero adquieren notoriedad por el aliento que le prestan algunas voces siempre dispuestas a tales oficios, como Hans Küng, y por la habilidad con la que los mismos filtradores de documentos conceden declaraciones explosivas a los medios, como las publicadas en La Repubblica, utilizando la misma forma clandestina y anónima de los rumores. En general, las acusaciones señalarían un culpable, el actual secretario de Estado, Bertone. Las declaraciones anónimas de los cuervos, como se denomina a los filtradores, aseguran que estarían haciendo este trabajo para ayudar al Papa en una supuesta lucha contra personas de su entorno.

Pero muchas de las hipótesis publicadas por los principales medios son difícilmente sostenibles y aún quedan muchos ángulos oscuros por esclarecer en el caso. No parece plausible, por ejemplo, que los filtradores quieran ayudar al Papa: es obvio a los ojos de cualquier observador que al Papa le perjudica enormemente el desprestigio que supone todo. Tampoco se ve cómo querrían cargarse a Bertone cuando saben, porque trabajan en el Vaticano, que este tipo de ataques públicos pueden provocar, como reacción, que el afectado sea confirmado en el cargo (como ha ocurrido). Ni, menos aún, se ve que miembros de la carrera diplomática puedan arriesgar su posición de esta manera en lugar de esperar, pacientemente, al ya próximo recambio de un cardenal que tiene la jubilación a la vuelta de la esquina.

Hay hipótesis, por confirmar, que guardan más verosimilitud. Si algunas circunstancias podría manifestar esta historia, a juzgar por algunas fuentes, serían 1) la falta de categoría moral y profesional de ciertas personas que trabajan dentro del Vaticano y descuidan las normas deontológicas más elementales cuando filtran documentos, 2) una consiguiente falta de seriedad en los procesos de selección de personal en el Vaticano, 3) el áurea mítica y mistérica que continúa despertando el Vaticano en ambientes que no cuentan con la perspectiva de la fe para interpretarlo; 4) la falta de una estrategia de comunicación al uso para recuperar la iniciativa informativa, 5) la existencia, como en toda institución participada por personas, de fragilidades, 6) cierta sensación de descontrol de la información y 7) la facilidad con la que la esfera mediática cae seducida por una manipulación tan evidente como es la filtración parcial e interesada de material reservado.

En todo caso, son sólo hipótesis. Está por resolver quién está detrás de una operación de desprestigio de dimensiones tan grandes. Parece que el objetivo no es Bertone, sino Benedicto XVI: se toma como pretexto la gestión humana del estado del Vaticano para minar la credibilidad de un mensaje espiritual que se está demostrando un desafío para demasiados intereses, internos y externos ¿Habrá que recordar de nuevo que esta polémica se enmarca en una cadena de ataques a la reputación de un papa que parecía de transición, pero que mantiene la cabeza muy clara y que habla también muy claro, planteando una alternativa al indiferentismo en el que la cultura occidental parece haber caído?.

Benedicto XVI es quien más ha hecho contra la pederastia en la Iglesia, y se le llegó a denunciar como encubridor. La polémica, agria y agresiva, fue liderada por New York Times y llenó páginas y páginas durante meses en todo el mundo, pero prácticamente ningún medio de los que participó en el pim-pam-pum recogió la noticia, el pasado mes de febrero, sobre la decisión del abogado acusador de retirar la denuncia contra el pontífice. Benedicto XVI es quien más ha hecho para mejorar el funcionamiento económico del Vaticano, con cuatro nuevas leyes, y esta polémica parece querer sembrar dudas.

Se acerca el año de la fe, y un sínodo para la nueva evangelización. El Vatileaks podría servir de cortina de humo, de pantalla de ruido que ciertos fabricantes de desinformación desean para construir un muro de descrédito en torno a este Papa. Porque, lo más importante de todo, Benedicto XVI es quien más está haciendo por la renovación cultural de un decadente mundo occidental. Y hay quien le tiene miedo.

Seguiremos informando.

ACTUALIZACIÓN 5/6/12

RAI TG1: Scandalo Vaticano. Bertone: “Attacchi mirati e organizzati, il Papa non si lascia intimorire”

ACTUALIZACIÓN 4/6/12

Vatican Information Service: declaraciones del Papa

ACTUALIZACIONES 31/5/12:

Vatican Information Service: P. Lombardi “existe una línea de voluntad de verdad, de claridad, de voluntad de transparencia que, aunque necesita tiempo, avanza”

Rome Reports: Quién es quién en el caso (vídeo)

TV3. Entrevista a Gian Maria Vian (Osservatore Romano). A partir de 1:05:05 del vídeo

Andrea Tornielli: Gli effetti non voluti dei vatileaks

ACTUALIZACIONES 30/5/12

Vatican Information Service: EL PAPA HABLA SOBRE EL CASO TRAS LA AUDIENCIA DE LOS MIÉRCOLES (vídeo)

Vatican Information Service: ENTREVISTA A MONS. BECCIU EN OSSERVATORE ROMANO

Vatileaks o la desinformació massiva sobre Benet XVI i el Vaticà

Marc Argemí//B16Links

Els fabricants de desinformació, que existeixen, saben que hi ha una cosa encara millor que la gent cregui les intoxicacions informatives que inventen amb mitges veritats: aconseguir que l’audiència accepti com a bona la interpretació de la situació que se’n dedueix. I aquests desinformadors, que existeixen i actuen, saben que hi ha dues armes per instrumentalitzar els mitjans en benefici propi: els rumors i les filtracions. El cas conegut com Vatileaks, o la filtració massiva de documents confidencials del Vaticà, és paradigmàtic de les dues coses.

Els fets

25 de gener de 2012: una emissió del programa Gli Intocabili, fa pública una carta datada el 7 de juliol de 2011, escrita per l’aleshores secretari general del Govern de l’Estat del Vaticà, Carlo Maria Viganò i dirigida a Benet XVI, en la qual es denunciaven certes corrupteles en la gestió econòmica de la Santa Seu: aquí la mitja veritat. El seu nomenament com a nunci als Estats Units caldria interpretar-ho com un càstig per haver intentat fer neteja: aquí la desinformació completa.

El programa del periodista Gianluigi Nuzzi no diu, per exemple, que els fets denunciats en les cartes de Viganò sí van ser objecte d’una investigació interna, com apuntava en el seu dia el vaticanista Andrea Tornielli. El director de l’Oficina de Premsa de la Santa Seu, P. Federico Lombardi va emetre un comunicat on a més de defensar la honorabilitat de Viganò, criticava el tractament mediàtic “parcial i banal, exaltant evidentment els aspectes negatius, amb el fàcil resultat de presentar les estructures del govern de l’Església no tant com afectades per la fragilitat humana -cosa que seria fàcilment comprensible-, sinó com caracteritzades en profunditat per batusses, divisions i lluites d’interessos”. El 4 de febrer sortia al pas de les acusacions la mateixa presidència del Govern de l’Estat del Vaticà, per rebatre com mancada de fonament la impressió que donaven les cartes. La qüestió seria encara una mica més articulada, a jutjar d’un altre vaticanista ben informat, Sandro Magister, que suggereix motivacions relacionades amb les expectatives professionals de Viganò.

El 8 de febrer, el mateix programa de televisió carregava contra la gestió de l’Institut d’Obres de Religió (IOR), conegut popularment com el banc del Vaticà, prenent com a base un altre document confidencial filtrat clandestinament. Acusacions que van ser rebatudes l’endemà.

El 14 de febrer, Lombardi va recomanar “calma i sang freda i recurs abundant a la raó” en un llarg comunicat, després que es filtrés una eixelebrada teoria sobre un complot per acabar amb la vida del Papa, que va publicar Il Fatto Quotidiano.

El 25 d’abril es comunicava la creació d’una comissió d’investigació per esclarir l’origen de les filtracions, formada per tres cardenals: Julián Herranz, Jozef Tomko i Salvatore de Giorgi.

El gran espetec ha estat l’aparició del llibre Sua Santità, amb desenes i desenes de documents privats, facilitats per alguns talps dintre del Vaticà a Nuzzi. El llibre coincideix en el temps amb la detenció d’un presumpte talp, el 23 de maig: Paolo Gabriele, majordom de sa Santedat.

Fins aquí les dades.

El nou llibre ha desconcertat pel que suposa, més que pel que diu. Hi ha revelacions que deixen en mala posició algunes persones, com ara el cardenal secretari d’Estat, Tarcisio Bertone, o el cardenal de Milà Angelo Scola, o fins i tot el veterà periodista italià Bruno Vespa. Però més preocupant resulta la impressió que es transmet: que un nombre tant gran de documents pugui ser filtrat implica la deslleialtat de persones dipositàries de gran confiança, i la manca de perícia o la complicitat de persones en càrrecs de responsabilitat, per no parlar de les finalitats que aquestes activitats buscarien.

Les interpretacions

A partir d’aquí esclata una successió d’interpretacions interessades, notícies improvisades, rumors que semblen més projecció de desitjos que històries amb cert fonament, la majoria de les quals serveixen per constatar que l’operació de desinformació provocada pels filtradors de documents ha aconseguit l’èxit: instal·lar en la ment de l’audiència la percepció del Vaticà com un lloc d’intrigues pel poder, d’hipocresia, de corrupció i en flagrant incoherència respecte el missatge cristià.

Les tesis s’abonen sense dades contrastades, però adquireixen notorietat per l’alè que li presten algunes veus sempre disposades a tals oficis, com Hans Küng, i per l’habilitat amb la qual els mateixos filtradors de documents concedeixen declaracions explosives als mitjans, com les publicades a La Repubblica, utilitzant la mateixa forma clandestina i anònima dels rumors. En general, les acusacions assenyalarien un culpable, l’actual secretari d’Estat, Bertone. Les declaracions anònimes dels corbs, com s’anomena els filtradors, diuen que estarien fent aquesta feina per ajudar al Papa en una suposada lluita contra el seu segon.

Però moltes de les hipòtesis són difícilment sostenibles i encara queden molts angles obscurs per esclarir. No sembla plausible, per exemple, que els filtradors vulguin ajudar el Papa: és obvi als ulls de qualsevol observador que al Papa li perjudica enormement el desprestigi que suposa tot plegat. Tampoc es veu com voldrien carregar-se a Bertone quan saben, perquè treballen al Vaticà, que aquesta mena d’atacs públics poden provocar, com a reacció, que l’afectat sigui confirmat en el càrrec (com ha succeït). Ni, encara menys, que membres de la carrera diplomàtica arrisquessin la seva posició d’aquesta manera enlloc d’esperar, pacientment, al ja proper recanvi d’un cardenal que té la jubilació a tocar.

Hi ha hipòtesis, per confirmar, que guarden més versemblança. Si algunes circumstàncies podria palesar aquesta història, a jutjar per algunes fonts, serien 1) la manca de categoria moral i professional de certes persones que treballen dintre del Vaticà i descuiden les normes deontològiques més elementals en filtrar documents; 2) una consegüent manca de serietat en els processos de selecció de personal en el Vaticà; 3) la flaira mítica i mistèrica que continua despertant el Vaticà en ambients que no compten amb la perspectiva de la fe per interpretar-lo; 4) la manca d’una estratègia de comunicació a l’ús per recuperar la iniciativa informativa; 5) l’existència, com a tota institució on hi participen persones, de fragilitats, 6) certa sensació de descontrol de la informació i 7) la facilitat amb la qual l’esfera mediàtica cau seduïda per una manipulació tant evident com és la filtració parcial i interessada de material reservat.

En tot cas, són només hipòtesis. Està per resoldre qui hi ha darrera d’una operació de desprestigi de dimensions tan grans. Sembla que l’objectiu no és Bertone, sinó Benet XVI: es pren com a pretext la gestió humana de l’estat del Vaticà per minar la credibilitat d’un missatge espiritual que s’està demostrant un desafiament per a massa interessos, interns i externs. ¿Caldrà recordar de nou que aquesta polèmica s’emmarca en una cadena d’atacs a la reputació d’un papa que semblava de transició, però que manté el cap molt clar i que parla també molt clar, plantejant una alternativa a l’indiferentisme en el qual la cultura occidental sembla haver caigut?.

Benet XVI és qui més ha fet contra la pederàstia a l’Església, i se’l va arribar a denunciar com encobridor. La polèmica, agria i agressiva, va ser liderada per New York Times i va omplir pàgines i pàgines durant mesos arreu del món, però pràcticament cap mitjà dels que va participar en el pim-pam-pum va recollir la notícia, el passat mes de febrer, sobre la decisió de l’advocat acusador de retirar la denúncia contra el pontífex. Benet XVI és qui més ha fet per millorar el funcionament econòmic de l’Estat del Vaticà, amb quatre noves lleis, i aquesta polèmica sembla voler sembrar-hi dubtes.

S’acosta l’any de la fe, i un sínode per a la nova evangelització. El Vatileaks podria servir de cortina de fum, de pantalla de soroll que certs fabricants de desinformació desitgen per bastir un mur de descrèdit entorn d’aquest Papa. Perquè, el més important de tot, Benet XVI és qui més està fent per la renovació cultural d’un decadent món occidental. I hi ha qui li té por.

Seguirem actualitzant la informació.

ACTUALITZACIÓ 5/6/12

RAI TG1: Scandalo Vaticano. Bertone: “Attacchi mirati e organizzati, il Papa non si lascia intimorire”

ACTUALITZACIÓ 4/6/12

Vatican Information Service: declaracions del Papa

ACTUALITZACIONS 31/5/12:

Vatican Information Service: P. Lombardi “existeix una línia de voluntat de veritat, de claredat, de voluntat de transparència que, encara que necessita temps, avança”

Rome Reports: Qui és qui en el cas (vídeo)

TV3. Entrevista a Gian Maria Vian (Osservatore Romano). A partir de 1:05:05 del vídeo

Andrea Tornielli: Gli effetti non voluti dei vatileaks

ACTUALITZACIONS 30/5/12

Vatican Information Service: EL PAPA PARLA SOBRE EL CAS EN L’AUDIÈNCIA DELS DIMECRES (vídeo)

Vatican Information Service: ENTREVISTA A MONS. BECCIU A L’OSSERVATORE ROMANO

Cinc cruïlles de la comunicació

Marc Argemí

Dissabte passat, dia 21, vaig participar en una taula rodona, convidat per l’ISCREB com un dels tres ponents per parlar sobre mitjans de comunicació i Evangelització, a partir de la pròpia experiència. Moderà Josep Maria Carbonell, degà de la Facultat de Comunicació de Blanquerna, i van participar també la Maria Marín, de Ràdio Principat, i Rafael Jorba, de La Vanguardia.

Vaig dubtar sobre si aprofitar algunes reflexions ja escrites en aquest bloc, com ara Els sabors del missatge cristià a l’opinió pública, o bé El periodisme religiós i la religió del periodisme. Finalment vaig optar per fer una reflexió totalment nova. Aquí sota adjunto els apunts, per si us són d’utilitat.

Cal dir, abans de res, que el tema era, específicament, sobre la comunicació de l’Evangeli a partir de l’experiència personal. De tota manera, els principis inspiradors que procuro explicar poden servir per comunicar també altres missatges. Ja ho he repassat una mica per a que sigui així. He tret els exemples i algunes anècdotes, que fora de la intervenció oral perden molt del seu sentit.

Sense més preàmbuls, aquest és l’esquema:

Des de fa uns anys sóc director de comunicació d’una institució de l’Església a Catalunya, com és la Prelatura de l’Opus Dei. Informo sobre aquesta institució i també sobre el missatge de l’Evangeli, posant-hi l’accent particular que és propi de tal institució: la recerca de Déu en la vida corrent i a través del treball professional ordinari, procurant dur una vida de servei als altres i de millora de la societat per amor a Déu.

En la pràctica, la meva feina no difereix gaire de la que puguin tenir molts altres gabinets de comunicació d’altres institucions de qualsevol naturalesa: atenció de les peticions que puguin fer els periodistes, sigui sobre una notícia que ha aparegut, sigui perquè volen fer un reportatge, o perquè necessiten una persona per a un debat, comunicació a través de la plana web, fulletons, etc.

En la meva personal experiència a l’hora de fer aquesta feina em trobo sovint davant algunes cruïlles, que en podem dir dilemes, opcions o alternatives. Intentaré resumir-les en cinc:

1.       Alegria vs Al·lèrgia

El missatge cristià és la bona notícia, una alegria. Em fa molt content, l’Evangeli, i les coses que alegren, de natural un tendeix a transmetre-les. És com qui s’ha tret el carnet de conduir i vol fer-ho saber a tothom.

El problema sorgeix quan el missatge que a mi m’alegra potser en altres persones –en persones que provenen dels mitjans, parlem ara- em fa la impressió que els provoca al·lèrgia. Dic al·lèrgia en el sentit no que els provoqui urticària instantània, sinó en el sentit que els incomoda, o bé els sembla preocupant allò que a mi em tranquil·litza. Per exemple, pot alegrar-me que els infants rebin educació catòlica, mentre a la persona que tinc al davant aquest fet li produeix un desassossec irresistible. Es pot dir això d’algun aspecte del missatge de l’Església, o d’alguna realitat de la mateixa institució. I també pot donar-se en sentit contrari: que vegin obertament beneficiós allò que jo tinc conceptuat com ben perjudicial.

Com es pot resoldre, aquesta diferència?

Un enfocament és plantejar-ho en termes de guerra, de vencedors i de vençuts. Seria dir “El missatge que tinc és el bo i l’altre que m’escolti”: Em sembla que això no va enlloc, però no tinc cap experiència en aquest sentit. La comunicació, en tot cas, acaba ràpid: l’altra persona surt amb urticària per tot arreu.

Un segon enfocament que penso que és també erroni és el de plantejar-ho en termes de pau per damunt de tot i en tota circumstància. Seria dir “més val que em calli tot allò que pugui provocar-li al·lèrgia, no fos cas que s’enfadés”. Aquesta pau, al meu entendre, és més similar a la pau del cementiri que a una pau veritable, perquè a la llarga un acaba renunciant a mostrar-se tal com és. Si amago la meva alegria, ¿què em queda per comunicar?

Una experiència bona és deixar de veure el periodista o informador en front d’un mateix, i posar-se, en canvi, de costat per fixar-se cap a on està mirant, quin és el seu objectiu.

Esbrinar quin és l’objectiu que l’altra persona buscar per comunicar pot ajudar a salvar la diferència entre alegries i al·lèrgies. Perquè, un cop sabem l’objectiu, molt sovint es descobreix amb sorpresa que és un objectiu compartit. La clau és trobar un punt en comú.

I compartir l’objectiu de la comunicació, en el món dels mitjans, no és tant complicat. Si qui tenim al davant és bon periodista, buscarà la veritat. Si és així, jo també estic a favor de la veritat. El mateix podem dir d’altres objectius, com la justícia, o la pau.

Junt amb el punt en comú, cal trobar també un llenguatge comú, no només pel que fa als conceptes, sinó també a les formes. Els mitjans tenen la seva lògica: les coses les necessiten, com qui diu, per abans d’ahir, si és una ràdio necessitarà unes declaracions parlades i si fa vídeo unes bones imatges i bones localitzacions. També cal pensar en facilitar la comprensió dels conceptes d’origen religiós, que en ocasions no han sentit mai esmentar.

Un cop trobat aquest terreny de joc comú, amb objectiu i llenguatge compartits, podem passar a altres dilemes.

2.       Autenticitat vs Aparença

En el missatge de l’Evangeli hi ha coses que als ulls d’algunes persones poden ser incomprensibles, escandaloses o provocatives. La temptació és fer cirurgia estètica: modificar el missatge per fer-lo al gust de l’oient. Cuidar per damunt de tot una aparença acceptable.

Sóc partidari de no tenir complexos: és molt millor intentar donar bones explicacions a les coses, més que passar-hi de puntetes sobre les més impopulars perquè ni nosaltres n’estem convençuts. Això implica un esforç d’estudi. Els mitjans estan, però, molt a l’abast, com pot ser Catecisme de l’Església (o el seu compendi), el Compendi de Doctrina Social o les catequesis de Benet XVI.

Però estar convençuts no vol dir ser arrogants, vol dir ser autèntics. Cal donar prioritat a l’autenticitat per sobre l’aparença. O el que és el mateix: a la identitat per sobre de la popularitat.

Quan la comunicació és autèntica, potser en un primer moment poden dir “vaja, potser et passes” però a la llarga és molt apreciat, perquè ens hem mostrat tal com som.

A l’hora de fer aquest esforç d’autenticitat, cal trobar l’equilibri entre unes altres dues parelles de conceptes:

3.       Il·luminació vs Escalfament

Cal procurar posar llum sobre les qüestions, més que escalfar l’ambient o fer enfadar les persones. En comunicació les formes són part del fons: s’han de dir les coses, ben dites, de bones maneres, amb respecte vers les persones. Això implica una capacitat d’escolta de l’altre, i de saber recollir de la seva opinió aquelles coses que porten raó. Ja hi ha comunicadors catòlics que ho han convertit en principi inspirador.

Un exemple de posar llum enlloc d’escalfar va ser la intervenció de Benet XVI a la Jornada Mundial de la Família de València, quan va centrar-se en donar la visió positiva que l’Església té de la família cristiana, enlloc de carregar contra aquelles legislacions que hi van en contra.

4.       Transparència vs Publicitat

Se’ns demana molta transparència, i això és bo. Però la transparència s’ha d’equilibrar amb el fet que Jesús ens demanava que la teva mà dreta no sàpiga el que fa l’esquerra. És a dir, que tampoc no es poden aplicar les tècniques del màrketing o la publicitat per explicar la tasca bona que fa l’Església. És un fet que en qüestions d’idees o creences les campanyes de màrketing no sempre s’entenen bé. Molt sovint aixequen sospites d’arrogància o de voluntat de guanyar adeptes. L’Església fa molt pels altres, però fa molt poc per a què això se sàpiga, i no ens n’hem d’estranyar.

D’altra banda, alguna cosa s’ha de dir, perquè si no sembla que un s’amaga. Potser l’equilibri entre ser transparent i no semblar que es fa publicitat s’obté evitant el llenguatge autoreferencial i intentant comunicar les necessitats que veiem. Cal centrar la comunicació no en l’Església que fa coses per a persones que tenen problemes, sinó en les persones a les quals l’Església serveix i en els problemes que intenta resoldre. I, per descomptat,en la persona de Jesucrist, també com Aquell en el qual aquestes persones i aquests problemes poden trobar resposta.

La millor comunicació del missatge és aquella que s’encarna en persones, i en històries. Deia Benet XVI, fa molts anys (penso que abans de ser Papa), que l’Església viu en l’alegria que senten els cristians pel fet de ser-ho. L’alegria d’una vida amarada d’evangeli comunica millor que qualsevol tècnica de comunicació.

5.       Relació vs Resultat

Comunicar implica una relació personal amb altres. En el meu cas, amb periodistes que em demanen coses i amb persones que demano que m’ajudin a atendre aquests periodistes. Estic molt agraït a totes dues bandes. Són experiències molt enriquidores, on s’aprèn molt.

Per això, ara que estem en binomis, el més important de tots cinc és aquell de posar la relació sempre per davant del resultat. És a dir, de vegades un periodista s’equivoca, fica la pota, diu falsedats, etc. Si un es deixa portar per la primera reacció, potser l’esbronca. El resultat pot arribar a ser aparentment bo: aquella persona és obligada a esmenar-se i la propera vegada vigilarà. Però la relació s’ha deteriorat molt: aquella persona s’haurà sentit ferida.

En canvi, si el que es procura és mantenir una relació cordial, amb franquesa, però també humana, estarem transmetent l’Evangeli més per la forma amb què el tractem que no pas amb les paraules que puguem dir, encara que pel camí haguem de deixar-ne passar algunes. Penso que, d’altra banda, això és el que a tots ens agradaria que ens féssim, a banda que és el que a la llarga dóna millor resultat.

Tot plegat, això de comunicar l’alegria sense provocar al·lèrgies, essent autèntic i posant llum, essent transparent i prioritzant les relacions, no és cosa d’un dia. És un ofici, i s’ha d’anar aprenent. Quan les coses surten bé, com deia cert expert, cal mirar per la finestra, i donar gràcies a altres per l’eficàcia; si surt malament, mirar-se al mirall i veure què puc millorar jo mateix. Reconeixement propis errors. Reconeixement dels encerts dels altres.

El periodisme religiós i la religió del periodisme

Quan Déu treu el nas pels mitjans, molts periodistes no saben si encensar-lo, ignorar la seva presència o fer-li l’enèsima necrològica. Però ¿per què no fer, simplement, periodisme?

Marc Argemí

Corria l’any 2009 quan dos editors del The Economist, la gran bíblia de l’elit liberal anglosaxona, publicaven un assaig documentadíssim, God is Back. La tesi central afirmava que “les coses que se suposava que destruirien la religió –democràcia i mercats, tecnologia i raó‑ s’estan combinant per fer-la més forta”. John Micklethwait i Adrian Wooldridge, un catòlic i un ateu, van concloure que progrés i religió no només no eren enemigues, sinó que anaven de la mà en la majoria d’indrets del món. Europa i certs cercles intel·lectuals de la costa Est serien, en aquest sentit, una raresa.

Incomprensiblement, el fet que dos influents periodistes s’atrevissin a qüestionar un dels pilars de la correcció política no va atraure l’atenció dels mitjans catalans. Per què? per desídia? per l’anticlericalisme multisecular? per una espiral del silenci promoguda per certes conspiracions? La resposta, sigui quina sigui, pot trobar-se en motius molt menys ideològics. Si cap mitjà de comunicació català va parlar de l’assaig exhaustiu de dos editors de la principal revista liberal del món potser no fou perquè consideressin ofensiva la tesi que promovien. M’atreveixo a aventurar que, més aviat, els resultava incomprensible.

D’un temps ençà, certa religió del periodisme –aquell conjunt de creences apriorístiques que el gremi assumeix com a carta de navegació imprescindible per al bon professional- ha tendit sovint a considerar el fet religiós com a cosa de rosegaaltars, si no –pitjor- com quelcom de reminiscències franquistes que només agrada a quatre iaies de dretes. En el millor dels casos, un fet digne de ser contemplat com una part entranyable, avorrida i en el fons irrellevant de la quotidianitat. I, és clar, quan la situació ha arribat en aquest punt és fàcil posar l’excusa de què no es dóna informació religiosa perquè no hi haurà gent que la demani.

És caricatura, òbviament. Hi ha diverses, i honroses excepcions. Però fins i tot aquestes excepcionals excepcions –uns pocs periodistes de prestigi- compartiran l’apreciació de que avui el periodisme català és predominantment analfabet pel que respecta a qüestions espirituals i religioses. Un tel d’indiferència sembla haver embolcallat amb eficàcia tot allò que faci tuf a religiós, que roman reclòs, desprèn olor a rebost mal ventilat i sembla que només pugui fer goig a museus o a sagristies.

Aquesta situació perjudica al fet religiós, però també al periodisme. Un periodisme incapaç de descodificar un fet social o personal com aquest, de donar almenys pistes vàlides perquè l’audiència es faci un mapa comprensible de la situació, és un periodisme incomplet. Ho saben al New York Times, que dóna una àmplia cobertura a Religion and Belief,  o al Frankfurter Allgemeine, del qual m’explicaven fa un temps que tenia dos redactors sèniors especialitzats en religió.

Però, com informar de creences, en un país com el nostre, on els nostres avis guarden en la memòria el record dels morts per causa de la fe, i els nostres pares cresqueren sota un poder que tenia com a oficial un sol credo determinat? Si per als primers la religió tindria tons èpics, per als segons podria evocar certs ressentiments. I entre els que hem arribat després, l’actitud més suggerent és la indiferència.

Malgrat això, sempre he pensat que el fet religiós i el periodisme es beneficiaran molt mútuament el dia que descobreixin que tenen en comú objectius i enemics. Ambdós afirmen cercar la veritat, i ambdós combaten la ignorància. La crisi dels mitjans té més en comú amb la crisi de la pràctica religiosa del que pugui semblar en un principi: el relativisme ha dissolt en moltes persones les inquietuds per a saber més sobre la veritat, el bé, el mal i la bellesa. Si cadascú té la seva veritat particular, quina necessitat hi ha de conèixer els universals?

Bé, d’acord, però ¿És possible un periodisme religiós que reculli la dimensió transcendent de les persones, sigui comprensible per al gran públic i al mateix temps no sigui avorrit? Sembla la quadratura del cercle i més quan, com diu un amic meu, sovint es confon la transcendència amb l’avorriment, i si una cosa no vol el periodisme és resultar avorrit.

Hi ha moltes formes d’enquadrar el fet religiós de forma que sigui atractiu. Cadascuna té els seus avantatges i les seves mancances. La més freqüent és l’enfocament esportiu. A imatge i semblança de la premsa esportiva, es presenten els fets sempre des del prisma favorable a l’equip dels lectors, sigui aquest el religiós o l’antireligiós. Més que descriure la realitat, la viu i pren obertament partit: que guanyin els meus. Les audiències d’aquest tipus de periodisme solen ser les convençudes, d’un costat i de l’altre.

Una segona forma és l’aproximació política: aplicar, posem per cas, a l’Església, un esquema de dretes contra esquerres, progressistes contra conservadors. Són simplificacions que donen un relat de la realitat, però massa sovint aquella realitat que reflecteixen està només en la imaginació d’aquell qui escriu.

De vegades resulta efectiu l’esquema sensacionalista: una víctima, un agressor, uns fets luctuosos i el mitjà de comunicació com a garant de la justícia. Aquest és l’esquema més repetit en la secció de societat, on s’han encabit tradicionalment les informacions sobre religió. Però tal enfocament, en religió com en tots els altres camps, té l’inconvenient que és incapaç de fer interessant l’aspecte més transcendent, i pot caure en canvi en una espiral de sensacionalisme barroc, cada cop més rebuscat o escabrós.

Hi ha, encara, una aproximació que mira exclusivament la dimensió espiritual de la cosa, com quelcom desconnectat de l’actualitat més immediata. Un personatge exòtic, les noves teràpies vingudes de terres llunyanes, o fins les novetats en l’autoajuda, en són alguns dels reclams.

Alguns periodistes estan intentant una cosa relativament nova, i molt senzilla: fer periodisme. És a dir, aplicar al fet religiós el mateix rigor i la mateixa serietat professional que es posa per informar, posem per cas, de la Fòrmula 1. A cap dels periodistes que segueixen la caravana de pilots i escuderies de circuit a circuit se li demana que sàpiga conduir un d’aquells cotxes de carreres. Però a tots se’ls exigeix, en canvi, que expliquin bé què és un pit-stop, com s’obté una pole o quina reglamentació afecta al carburant. Mentre aquesta exigència de professionalitat estigui present, fins i tot els que som aficionats de Ferrari tolerem que se’ls noti que aposten per Red Bull.

El dia que la religió del periodisme deixi de veure el periodisme religiós com l’aneguet lleig, la opinió publicada serà més completa i la religió sortirà de les trinxeres defensives on, per instint de supervivència, tantes vegades s’ha hagut de refugiar.

Els sabors del missatge cristià a l’opinió pública

Per al llenguatge de comunicació pública, l’Evangeli –bona notícia en grec- és el missatge que difonen els cristians. En el context comunicatiu actual, aquest missatge cristià afronta un repte similar al de moltes altres propostes: aconseguir tenir el torn de la paraula i ser escoltat en aquesta gran conversa global, que s’ha vingut a anomenar opinió pública.

¿Què és, l’opinió pública? Podria representar-se amb la metàfora de la tertúlia de cafè: un lloc on es passa d’un tema a un altre i cadascuna de les persones expressa el seu parer. Es dóna una concurrència més o menys lliure de missatges: uns són del Barça i altres del Madrid, els de més enllà estan a favor dels braus mentre que els de més ençà en contra, i així en tot. L’opinió pública, sabem, no és uniforme, com no són uniformes les converses que es mantenen en les diferents taules d’un mateix bar. Però sí podem assumir que hi ha bars en què predominen un tipus concret de missatges i opinions. Això de vegades es nota fins i tot en la decoració, en l’aspecte i la indumentària dels clients habituals, el mobiliari o la programació televisiva.

Sigui com sigui, fins els bars més dispars entre ells solen compartir un denominador comú, conformat per unes pautes de conducta: per exemple, els clients paguen i els cambrers serveixen, hi ha lavabos, una taula de preus, un horari de tancament, etc.

Pensem ara en l’opinió publicada i expressada en premsa, ràdio, televisió i fòrums d’Internet. En el seu conjunt, i amb tots els seus matisos, formen el que normalment s’anomena opinió pública: allò que es comenta pel carrer, que està a l’ordre del dia. Hi ha una certa pluralitat, com en els bars. I pot identificar-se, també, un cert denominador compartit pels mitjans majoritaris. En aquests entorns, ¿com prova el missatge del cristianisme? ¿és acceptat en el denominador comú de tots els mitjans? reprenent el símil dels bars ¿pot entrar i sortir de bar en bar, o bé malviu en una mala tasca de barri vell?

D’una banda, es pot constatar que algunes parts del missatge són ben acceptades, si no lloades, per l’ànim general: posem per cas les accions de beneficència. Com a molt, els més rondinaires diran que són coses ben estranyes, però no se’ls acudirà qualificar-les de nocives i perillores.

D’altra banda, però, com que l’Evangeli té la peculiaritat de ser una proposta global de vida, per molts altres angles provoca, ben sovint, conflicte. El missatge cristià xoca amb corrents de pensament molt establerts, amb comportaments pràctics estesos i amb interessos econòmics molt definits. Està a la vista de qualsevol observador: hi ha confrontacions fortes en àmbits com el concepte de família, l’educació, el paper de la religió en la societat i el respecte a la vida.

Però seria injust constatar això i no reconèixer que els conflictes no només són culpa del caràcter global del missatge cristià: en sentit oposat, també hi ha missatges o pautes de conducta que es presenten a si mateixes com a incompatibles amb el cristianisme. I no només això: alguns fins es reivindiquen com a posicions l’acceptació de les quals seria imprescindible si hom vol exercir ciutadania de ple dret en la societat. Posem per cas, algunes concepcions de la unitat familiar que ataquen d’homofòbiques i discriminatòries –i per tant, susceptibles de prohibició‑ propostes que, com la cristiana, arrosseguen mil·lennis de bagatge cultural.

Per un costat o per l’altre, es produeix una col·lisió de valors: col·lisió entre el que l’Evangeli diu i el que diuen d’altres.

La col·lisió de missatges empeny els cristians a prendre partit. El terme empènyer expressa amb precisió allò que succeeix: el cristià es veu arrossegat, tant si vol com si no, a definir-se. Per més que vulgui evitar la presa de decisions, la mateixa indefinició ja és, de certa manera, un prendre partit. No es pot nedar i guardar la roba.

¿Quines sortides poden donar-se al conflicte, des del punt de vista cristià? Simplificant molt, podem identificar-ne sis.

1) El silenci

La primera és el silenci: el silenci de qui veu que les seves conviccions xoquen amb allò que sembla ser la postura més acceptada i opta per callar, és a dir, per no manifestar el seu desacord. Quanta més gent prengui aquesta sortida, la que sembla ser la postura més acceptada serà cada vegada més i més dominant. Això farà que la pressió contra els discrepants creixi proporcionalment, per la tendència dels grups humans a buscar una conformitat. A aquesta postura més acceptada se l’anomena amb freqüència allò políticament correcte. I a aquest fenomen de l’ocultació del pensament discrepant, l’espiral del silenci. Però si un cristià opta pel silenci ¿Quin missatge pot arribar a comunicar? Un missatge cristià insípid, que no té gust de res.

2) La paràlisi

La segona sortida al conflicte és optar per la paràlisi: la paràlisi de qui no està disposat a cedir en els propis valors ni té por a manifestar-los, però tira la tovallola a l’hora de promocionar-los. Es refugia en una actitud de lamentació constant per la situació: es pensa que ja no hi ha res a fer i se cedeix la iniciativa a altres propostes. En la pràctica, la paràlisi suposa un reconeixement implícit que hi ha missatges més adequats per al públic actual, que l’Evangeli està passat de moda. A més, el lament deixa poques forces lliures que es podrien invertir en millorar el missatge propi i fer-lo més atractiu.

Així, de mica en mica, el missatge cristià va adquirint certa flaire a tancat i a florit: adquireix un sabor amargant, el de l’amargor de la tristesa i del derrotisme.

3) La reacció

La tercera opció és la reacció de qui opta per mantenir les conviccions contra tots els elements però reacciona davant les altres propostes amb agressivitat. Se sent amenaçat, i respon amenaçant. Té, podria dir-se, la psicologia del soldat que passa la guerra dins de la trinxera, a primera línia de front, en una constant sensació de perill. Potser sigui un missatge carregat de bona intenció, però –pel seu origen reaccionari‑ pot acabar excessivament centrat en l’atac als missatges contra els quals xoca aquell cristià. Potser s’obté respecte, però no nous partidaris del missatge propi, un missatge que no ha estat comunicat positivament.

Així, el missatge adquireix un sabor massa àcid: efectiu en un primer moment, però que cou i acaba resultant, en general, antipàtic.

4) La indigestió

La quarta alternativa és la indigestió de qui intenta fer compatible el missatge del cristianisme amb qualsevol altre que sigui dominant, pro bono pacis. És una situació difícil de sostenir, ja que en alguns punts els missatges són del tot incompatibles (no es pot estar a favor i en contra de l’avortament al mateix temps davant la mateixa situació, a favor i en contra de l’ordenació de dones, etc.). Reprenent el símil dels bars, la indigestió és una sortida que a un li obre les portes de molts locals: és a dir, aquells que han estat recelosos del missatge cristià veuran en aquesta actitud un acostament que aplaudiran. Ara bé, la incoherència tard o d’hora surt a la llum. Hi ha el moment de o caixa o faixa. Per això el missatge resultant sol adquirir un sabor excessivament dolç: entra bé, però cansa i no arriba a alimentar del tot. És com els núvols de sucre: per festa major donen el seu joc, però ningú no té la màquina de fabricar-ne a casa per a ús quotidià.

5) L’empatx

La cinquena possibilitat és l’empatx, de qui respon a la col·lisió amb una barreja de desconfiança vers tot allò que vingui de fora i un rearmament moral i doctrinal ancorat en la tradició. El món, l’opinió dominant, sembla no tenir solució, però enlloc de reaccionar agressivament el que es fa és bastir un món paral·lel, el món dels cristians, on el temple esdevé refugi, i el no cristià un estrany. El sabor que pot derivar-se d’això és un sabor excessivament salat. La sal, que en mesures controlades serveix per conservar els aliments, en el seu excés fa les viandes carregoses, embafadores.

Hi ha una mica de caricatura en la descripció d’aquestes cinc actituds i els sabors resultants. La realitat mai no és així. Ni els sabors mai no es presenten sols, ni es pot trobar el missatge cristià marcat en exclusiva per un gust concret. Una mateixa persona pot expressar-se, en la gran conversa de l’opinió pública, a estones agre, a estones ensucrat fins al capdamunt, sarcàsticament àcid o inoportunament salat.

Per això es pot afirmar que hi ha una sisena i última sortida al conflicte del missatge cristià amb el pensament dominant. Última, i única que fa honor al missatge. És l’opció de l’originalitat.

6) L’originalitat

Ser original és aconseguir una combinació de sabors que provoqui, tant com es pugui, el regust de la recepta original. L’originalitat no s’ha de confondre amb l’ocurrència, el diletantisme o la transgressió. Com deia Gaudí, “l’originalitat consisteix a tornar a l’origen”. Ser original implica relacionar-se amb l’origen del missatge que es vol transmetre.

I l’origen és una conversa a la Palestina de fa 2000 anys quan Jesús va dir als seus amics que prediquessin la bona notícia de l’Evangeli. D’aleshores ençà el missatge cristià ha estat transmès, l’Església n’ha actuat com una caixa de ressonància i totes les generacions han tingut qui el fes vida i el prediqués. Nombrosos exemples els tenim avui: l’Evangeli és vell, però és també molt nou, com deia un sant molt recent. Continua essent una novetat, passats vint segles. Hi ha massa persones que estan de tornada d’un lloc –el cristianisme original‑ en el qual mai no han anat, que mai no han pogut assaborir. Potser l’han tastat massa salat als anys cinquanta, massa dolç als seixanta, massa àcid als setanta, massa amargant als vuitanta i massa insípid als noranta i fins els nostres dies.

Si algun èxit tenen altes missatges de flaire espiritual vinguts d’orient és, en part, perquè compten a favor el fet que els acompanyi un aroma de novetat.

En una societat postcristiana com la catalana, potser cal reeducar el gust i donar a l’Evangeli l’oportunitat de sorprendre’ns. Hem viscut un segle obsessionats pel progrés, i el missatge cristià se’ns presentava com una vella andròmina que fa nosa, de la qual calia desempallegar-se’n. La Vanguardia de l’any 1900 citava la paraula progrés menys d’una vegada al dia. La fe en aquest progrés va arribar al seu zenit el 1969, en ple empatx revolucionari, quan fou invocat més de 3.000 vegades. Des del 2008 el seu ús va davallant, potser perquè hem descobert que el progrés s’ha acabat convertint en un eufemisme per referir-nos a la trampa del viure a crèdit, i al final haurem de reconèixer que tenia raó l’àvia quan deia que no s’havia d’estirar més el braç que la màniga.

Perquè una cosa és ser antiquat, i altra ben diferent ser fidel a uns orígens. Ningú no li retreu a Guardiola que ensenyi a jugar un futbol de fa més de vint anys, perquè marca gols i guanya títols. Ningú no diria que el cristianisme està obsolet, si els cristians estiguessin més contents pel fet de ser-ho.

El secret de l’originalitat

El secret de la recepta original del missatge cristià és que cada generació l’ha de fer seu i l’ha de transmetre i viure de manera comprensible als seus contemporanis. Benet XVI està intentant que els cristians centrin l’atenció en allò essencial, que és la bellesa de l’amistat amb Crist. Deixa en un segon moment, sense silenciar però tampoc sense sobredimensionar, les obligacions que comporta l’acceptació d’aquesta amistat. Per a ell, el cristianisme és un gran sí. I aquesta presentació del cristianisme, com una resposta esperançada, és el que millor pot escoltar una societat tan trista, tan trista com la nostra, que es constata que està trista perquè va cap a l’extinció demogràfica. Aquest encert de Benet XVI en donar al missatge cristià el sabor original ¿No podria explicar l’acarnissament amb què se l’està tractant des de l’establishment políticament correcte? La ràbia no ho explica tot: potser hi ha també por a que, al capdavall, aquest vellet que representa allò contra el que s’ha lluitat durant tant de temps, pugui ser escoltat,… i seguit.

Ser original vol dir, ser autèntic. Si volguéssim completar la metàfora dels gustos, es podria dir que aquest últim és el cas en què el missatge adquireix sabor genuí, autèntic, que està al seu punt en cadascun dels sabors.

Marc Argemí, marcargemi@gmail.com, @marcargemi 

………………………………………………………………………………..

Apèndix

Una de les grans cuineres de missatge cristià autèntic del segle XX és la Mare Teresa de Calcuta. Benet XVI recordava fa poc la resposta que aquesta monja va donar quan li van preguntar quina era la primera cosa que hauria de canviar en l’Església: “tu i jo”.

La pregunta sobre com arribar a la comunicació de la fe que sigui capaç superar amb èxit el repte de la confrontació amb altres missatges és, al final, una pregunta sobre la coherència pròpia. És una pregunta sobre les col·lisions del missatge cristià amb la pròpia vivència del cristianisme, la que cadascú fa personalment. Ras i curt: el factor determinant no és la tècnica, sinó la vida; no són les aptituds, sinó les actituds.

Assumit aquest punt de partida ¿Com arribar al sabor original, a l’aroma inconfusible de l’autenticitat?

En realitat, no hi ha una sola recepta. Així com cada xef té els seus trucs, de la mateixa manera cada cristià pot donar al missatge de l’Evangeli un to particular. Del punt de partida, que és la necessitat de coherència, es deriva que tots els xefs han de conèixer bé la recepta original i n’han de respectar els principis bàsics. No es pot ser marxista, en el sentit cinematogràfic del terme, una actitud que el gran Grouxo va definir amb la sentència “Aquests són els meus principis, si a vostè no li agraden, en tinc d’altres”. Més aviat, s’adiu molt millor aquella actitud que suggeria un d’aquells grans transmissors de missatge cristià, a qui no se li van estalviar col·lisions:

“— amplitud d’horitzons, i un aprofundiment enèrgic, en allò permanentment viu de l’ortodòxia catòlica;

— afany recte i sa :—frivolitat, mai:— de renovar les doctrines típiques del pensament tradicional, en la filosofia i en la interpretació de la història…;

“— una atenció acurada a les orientacions de la ciència i del pensament contemporanis;

“— i una actitud positiva i oberta, davant la transformació actual de les estructures socials i de les formes de vida”.

En una segona part, podríem explicar algunes receptes que s’han demostrat exitoses, però això ja són figues d’un altre paner.