Category Archives: Antoni Puigverd

Vatileaks o la desinformación masiva sobre Benedicto XVI y el Vaticano

Marc Argemí//B16Links

Los fabricantes de desinformación, que existen, saben que hay algo mucho mejor que conseguir que la gente crea las intoxicaciones informativas que ellos inventan con medias verdades: es conseguir que la audiencia acepte como buena la interpretación de la situación que se deduce de esos datos. Y estos desinformadores, que existen y actúan, saben que hay dos armas para instrumentalizar los medios en beneficio propio: los rumores y las filtraciones. El caso conocido como Vatileaks, o la filtración masiva de documentos confidenciales del Vaticano, es paradigmático de las dos cosas.

Los hechos

25 de enero de 2012: una emisión del programa Gli Intocabili, hace pública una carta fechada el 7 de julio de 2011, escrita por el entonces secretario general del Gobierno del Estado del Vaticano, Carlo Maria Viganò y dirigida a Benedicto XVI, en la que se denunciaban ciertas corruptelas en la gestión económica de la Santa Sede: aquí la media verdad. Su nombramiento como nuncio en los Estados Unidos cabría interpretarlo como un castigo por haber intentado hacer limpieza: aquí la desinformación completa.

El programa del periodista Gianluigi Nuzzi no dice, por ejemplo, que los hechos denunciados en las cartas de Viganò sí fueron objeto de una investigación interna, como apuntaba en su día el vaticanista Andrea Tornielli. El director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, P. Federico Lombardi, emitió un comunicado en el que además de defender la honorabilidad de Viganò, criticaba el tratamiento mediático “parcial y banal, exaltando evidentemente los aspectos negativos, con el fácil resultado de presentar las estructuras del gobierno de la Iglesia no tanto como afectadas por la fragilidad humana –lo cual sería fácilmente comprensible-, sino como caracterizadas en profundidad por pendencias, divisiones y luchas de intereses”. El 4 de febrero salía al paso de las acusaciones la misma presidencia del Gobierno del Estado del Vaticano, para rebatir como carente de fundamento la impresión que daban las cartas. La cuestión sería aún un poco más articulada, a juzgar por otro vaticanista bien informado, Sandro Magister, quien sugiere motivaciones relacionadas con las expectativas profesionales de Viganò.

El 8 de febrero, el mismo programa de televisión cargaba contra la gestión del Instituto de Obras de Religión (IOR), conocido popularmente como el banco del Vaticano, tomando como base otro documento confidencial filtrado clandestinamente. Acusaciones que fueron rebatidas al día siguiente.

El 14 de febrero, Lombardi recomendó “calma y sangre fría y recurso abundante a la razón” en un largo comunicado, después de que se filtrara una alocada teoría sobre un complot para acabar con la vida del Papa, que publicó Il Fatto Quotidiano.

El 25 de abril se comunicaba la creación de una comisión de investigación para esclarecer el origen de las filtraciones, formada por tres cardenales: Julián Herranz, Jozef Tomko y Salvatore de Giorgi.

El gran estallido ha sido la aparición del libro Sua Santità, con decenas y decenas de documentos privados, facilitados por algunos topos dentro del Vaticano a Nuzzi. El libro coincide en el tiempo con la detención de un presunto topo, el 23 de mayo: Paolo Gabriele, mayordomo de Su Santidad.

Hasta aquí los hechos.

El nuevo libro ha desconcertado por lo que supone, más que por lo que dice. Hay revelaciones que dejan en mala posición algunas personas, como el cardenal secretario de Estado, Tarcisio Bertone, o el cardenal de Milán Angelo Scola, o incluso el veterano periodista italiano Bruno Vespa. Pero más preocupante resulta la impresión que se transmite: que un número tan elevado de documentos pueda ser filtrado implica la deslealtad de personas depositarias de gran confianza, y la falta de pericia o la complicidad de personas en cargos de responsabilidad, por no hablar de los objetivos de que éstas actividades buscarían.

Las interpretaciones

A partir de aquí surge una sucesión de interpretaciones interesadas, noticias improvisadas, rumores que parecen más la proyección de deseos que historias con cierto fundamento, la mayoría de los cuales sirven para constatar que la operación de desinformación provocada por los filtradores de documentos ha logrado su objetivo: instalar en la mente de la audiencia la percepción del Vaticano como un lugar de intrigas por el poder, de hipocresía, de corrupción y en flagrante incoherencia respecto al mensaje cristiano.

Las tesis se abonan sin datos contrastados, pero adquieren notoriedad por el aliento que le prestan algunas voces siempre dispuestas a tales oficios, como Hans Küng, y por la habilidad con la que los mismos filtradores de documentos conceden declaraciones explosivas a los medios, como las publicadas en La Repubblica, utilizando la misma forma clandestina y anónima de los rumores. En general, las acusaciones señalarían un culpable, el actual secretario de Estado, Bertone. Las declaraciones anónimas de los cuervos, como se denomina a los filtradores, aseguran que estarían haciendo este trabajo para ayudar al Papa en una supuesta lucha contra personas de su entorno.

Pero muchas de las hipótesis publicadas por los principales medios son difícilmente sostenibles y aún quedan muchos ángulos oscuros por esclarecer en el caso. No parece plausible, por ejemplo, que los filtradores quieran ayudar al Papa: es obvio a los ojos de cualquier observador que al Papa le perjudica enormemente el desprestigio que supone todo. Tampoco se ve cómo querrían cargarse a Bertone cuando saben, porque trabajan en el Vaticano, que este tipo de ataques públicos pueden provocar, como reacción, que el afectado sea confirmado en el cargo (como ha ocurrido). Ni, menos aún, se ve que miembros de la carrera diplomática puedan arriesgar su posición de esta manera en lugar de esperar, pacientemente, al ya próximo recambio de un cardenal que tiene la jubilación a la vuelta de la esquina.

Hay hipótesis, por confirmar, que guardan más verosimilitud. Si algunas circunstancias podría manifestar esta historia, a juzgar por algunas fuentes, serían 1) la falta de categoría moral y profesional de ciertas personas que trabajan dentro del Vaticano y descuidan las normas deontológicas más elementales cuando filtran documentos, 2) una consiguiente falta de seriedad en los procesos de selección de personal en el Vaticano, 3) el áurea mítica y mistérica que continúa despertando el Vaticano en ambientes que no cuentan con la perspectiva de la fe para interpretarlo; 4) la falta de una estrategia de comunicación al uso para recuperar la iniciativa informativa, 5) la existencia, como en toda institución participada por personas, de fragilidades, 6) cierta sensación de descontrol de la información y 7) la facilidad con la que la esfera mediática cae seducida por una manipulación tan evidente como es la filtración parcial e interesada de material reservado.

En todo caso, son sólo hipótesis. Está por resolver quién está detrás de una operación de desprestigio de dimensiones tan grandes. Parece que el objetivo no es Bertone, sino Benedicto XVI: se toma como pretexto la gestión humana del estado del Vaticano para minar la credibilidad de un mensaje espiritual que se está demostrando un desafío para demasiados intereses, internos y externos ¿Habrá que recordar de nuevo que esta polémica se enmarca en una cadena de ataques a la reputación de un papa que parecía de transición, pero que mantiene la cabeza muy clara y que habla también muy claro, planteando una alternativa al indiferentismo en el que la cultura occidental parece haber caído?.

Benedicto XVI es quien más ha hecho contra la pederastia en la Iglesia, y se le llegó a denunciar como encubridor. La polémica, agria y agresiva, fue liderada por New York Times y llenó páginas y páginas durante meses en todo el mundo, pero prácticamente ningún medio de los que participó en el pim-pam-pum recogió la noticia, el pasado mes de febrero, sobre la decisión del abogado acusador de retirar la denuncia contra el pontífice. Benedicto XVI es quien más ha hecho para mejorar el funcionamiento económico del Vaticano, con cuatro nuevas leyes, y esta polémica parece querer sembrar dudas.

Se acerca el año de la fe, y un sínodo para la nueva evangelización. El Vatileaks podría servir de cortina de humo, de pantalla de ruido que ciertos fabricantes de desinformación desean para construir un muro de descrédito en torno a este Papa. Porque, lo más importante de todo, Benedicto XVI es quien más está haciendo por la renovación cultural de un decadente mundo occidental. Y hay quien le tiene miedo.

Seguiremos informando.

ACTUALIZACIÓN 5/6/12

RAI TG1: Scandalo Vaticano. Bertone: “Attacchi mirati e organizzati, il Papa non si lascia intimorire”

ACTUALIZACIÓN 4/6/12

Vatican Information Service: declaraciones del Papa

ACTUALIZACIONES 31/5/12:

Vatican Information Service: P. Lombardi “existe una línea de voluntad de verdad, de claridad, de voluntad de transparencia que, aunque necesita tiempo, avanza”

Rome Reports: Quién es quién en el caso (vídeo)

TV3. Entrevista a Gian Maria Vian (Osservatore Romano). A partir de 1:05:05 del vídeo

Andrea Tornielli: Gli effetti non voluti dei vatileaks

ACTUALIZACIONES 30/5/12

Vatican Information Service: EL PAPA HABLA SOBRE EL CASO TRAS LA AUDIENCIA DE LOS MIÉRCOLES (vídeo)

Vatican Information Service: ENTREVISTA A MONS. BECCIU EN OSSERVATORE ROMANO

Vatileaks o la desinformació massiva sobre Benet XVI i el Vaticà

Marc Argemí//B16Links

Els fabricants de desinformació, que existeixen, saben que hi ha una cosa encara millor que la gent cregui les intoxicacions informatives que inventen amb mitges veritats: aconseguir que l’audiència accepti com a bona la interpretació de la situació que se’n dedueix. I aquests desinformadors, que existeixen i actuen, saben que hi ha dues armes per instrumentalitzar els mitjans en benefici propi: els rumors i les filtracions. El cas conegut com Vatileaks, o la filtració massiva de documents confidencials del Vaticà, és paradigmàtic de les dues coses.

Els fets

25 de gener de 2012: una emissió del programa Gli Intocabili, fa pública una carta datada el 7 de juliol de 2011, escrita per l’aleshores secretari general del Govern de l’Estat del Vaticà, Carlo Maria Viganò i dirigida a Benet XVI, en la qual es denunciaven certes corrupteles en la gestió econòmica de la Santa Seu: aquí la mitja veritat. El seu nomenament com a nunci als Estats Units caldria interpretar-ho com un càstig per haver intentat fer neteja: aquí la desinformació completa.

El programa del periodista Gianluigi Nuzzi no diu, per exemple, que els fets denunciats en les cartes de Viganò sí van ser objecte d’una investigació interna, com apuntava en el seu dia el vaticanista Andrea Tornielli. El director de l’Oficina de Premsa de la Santa Seu, P. Federico Lombardi va emetre un comunicat on a més de defensar la honorabilitat de Viganò, criticava el tractament mediàtic “parcial i banal, exaltant evidentment els aspectes negatius, amb el fàcil resultat de presentar les estructures del govern de l’Església no tant com afectades per la fragilitat humana -cosa que seria fàcilment comprensible-, sinó com caracteritzades en profunditat per batusses, divisions i lluites d’interessos”. El 4 de febrer sortia al pas de les acusacions la mateixa presidència del Govern de l’Estat del Vaticà, per rebatre com mancada de fonament la impressió que donaven les cartes. La qüestió seria encara una mica més articulada, a jutjar d’un altre vaticanista ben informat, Sandro Magister, que suggereix motivacions relacionades amb les expectatives professionals de Viganò.

El 8 de febrer, el mateix programa de televisió carregava contra la gestió de l’Institut d’Obres de Religió (IOR), conegut popularment com el banc del Vaticà, prenent com a base un altre document confidencial filtrat clandestinament. Acusacions que van ser rebatudes l’endemà.

El 14 de febrer, Lombardi va recomanar “calma i sang freda i recurs abundant a la raó” en un llarg comunicat, després que es filtrés una eixelebrada teoria sobre un complot per acabar amb la vida del Papa, que va publicar Il Fatto Quotidiano.

El 25 d’abril es comunicava la creació d’una comissió d’investigació per esclarir l’origen de les filtracions, formada per tres cardenals: Julián Herranz, Jozef Tomko i Salvatore de Giorgi.

El gran espetec ha estat l’aparició del llibre Sua Santità, amb desenes i desenes de documents privats, facilitats per alguns talps dintre del Vaticà a Nuzzi. El llibre coincideix en el temps amb la detenció d’un presumpte talp, el 23 de maig: Paolo Gabriele, majordom de sa Santedat.

Fins aquí les dades.

El nou llibre ha desconcertat pel que suposa, més que pel que diu. Hi ha revelacions que deixen en mala posició algunes persones, com ara el cardenal secretari d’Estat, Tarcisio Bertone, o el cardenal de Milà Angelo Scola, o fins i tot el veterà periodista italià Bruno Vespa. Però més preocupant resulta la impressió que es transmet: que un nombre tant gran de documents pugui ser filtrat implica la deslleialtat de persones dipositàries de gran confiança, i la manca de perícia o la complicitat de persones en càrrecs de responsabilitat, per no parlar de les finalitats que aquestes activitats buscarien.

Les interpretacions

A partir d’aquí esclata una successió d’interpretacions interessades, notícies improvisades, rumors que semblen més projecció de desitjos que històries amb cert fonament, la majoria de les quals serveixen per constatar que l’operació de desinformació provocada pels filtradors de documents ha aconseguit l’èxit: instal·lar en la ment de l’audiència la percepció del Vaticà com un lloc d’intrigues pel poder, d’hipocresia, de corrupció i en flagrant incoherència respecte el missatge cristià.

Les tesis s’abonen sense dades contrastades, però adquireixen notorietat per l’alè que li presten algunes veus sempre disposades a tals oficis, com Hans Küng, i per l’habilitat amb la qual els mateixos filtradors de documents concedeixen declaracions explosives als mitjans, com les publicades a La Repubblica, utilitzant la mateixa forma clandestina i anònima dels rumors. En general, les acusacions assenyalarien un culpable, l’actual secretari d’Estat, Bertone. Les declaracions anònimes dels corbs, com s’anomena els filtradors, diuen que estarien fent aquesta feina per ajudar al Papa en una suposada lluita contra el seu segon.

Però moltes de les hipòtesis són difícilment sostenibles i encara queden molts angles obscurs per esclarir. No sembla plausible, per exemple, que els filtradors vulguin ajudar el Papa: és obvi als ulls de qualsevol observador que al Papa li perjudica enormement el desprestigi que suposa tot plegat. Tampoc es veu com voldrien carregar-se a Bertone quan saben, perquè treballen al Vaticà, que aquesta mena d’atacs públics poden provocar, com a reacció, que l’afectat sigui confirmat en el càrrec (com ha succeït). Ni, encara menys, que membres de la carrera diplomàtica arrisquessin la seva posició d’aquesta manera enlloc d’esperar, pacientment, al ja proper recanvi d’un cardenal que té la jubilació a tocar.

Hi ha hipòtesis, per confirmar, que guarden més versemblança. Si algunes circumstàncies podria palesar aquesta història, a jutjar per algunes fonts, serien 1) la manca de categoria moral i professional de certes persones que treballen dintre del Vaticà i descuiden les normes deontològiques més elementals en filtrar documents; 2) una consegüent manca de serietat en els processos de selecció de personal en el Vaticà; 3) la flaira mítica i mistèrica que continua despertant el Vaticà en ambients que no compten amb la perspectiva de la fe per interpretar-lo; 4) la manca d’una estratègia de comunicació a l’ús per recuperar la iniciativa informativa; 5) l’existència, com a tota institució on hi participen persones, de fragilitats, 6) certa sensació de descontrol de la informació i 7) la facilitat amb la qual l’esfera mediàtica cau seduïda per una manipulació tant evident com és la filtració parcial i interessada de material reservat.

En tot cas, són només hipòtesis. Està per resoldre qui hi ha darrera d’una operació de desprestigi de dimensions tan grans. Sembla que l’objectiu no és Bertone, sinó Benet XVI: es pren com a pretext la gestió humana de l’estat del Vaticà per minar la credibilitat d’un missatge espiritual que s’està demostrant un desafiament per a massa interessos, interns i externs. ¿Caldrà recordar de nou que aquesta polèmica s’emmarca en una cadena d’atacs a la reputació d’un papa que semblava de transició, però que manté el cap molt clar i que parla també molt clar, plantejant una alternativa a l’indiferentisme en el qual la cultura occidental sembla haver caigut?.

Benet XVI és qui més ha fet contra la pederàstia a l’Església, i se’l va arribar a denunciar com encobridor. La polèmica, agria i agressiva, va ser liderada per New York Times i va omplir pàgines i pàgines durant mesos arreu del món, però pràcticament cap mitjà dels que va participar en el pim-pam-pum va recollir la notícia, el passat mes de febrer, sobre la decisió de l’advocat acusador de retirar la denúncia contra el pontífex. Benet XVI és qui més ha fet per millorar el funcionament econòmic de l’Estat del Vaticà, amb quatre noves lleis, i aquesta polèmica sembla voler sembrar-hi dubtes.

S’acosta l’any de la fe, i un sínode per a la nova evangelització. El Vatileaks podria servir de cortina de fum, de pantalla de soroll que certs fabricants de desinformació desitgen per bastir un mur de descrèdit entorn d’aquest Papa. Perquè, el més important de tot, Benet XVI és qui més està fent per la renovació cultural d’un decadent món occidental. I hi ha qui li té por.

Seguirem actualitzant la informació.

ACTUALITZACIÓ 5/6/12

RAI TG1: Scandalo Vaticano. Bertone: “Attacchi mirati e organizzati, il Papa non si lascia intimorire”

ACTUALITZACIÓ 4/6/12

Vatican Information Service: declaracions del Papa

ACTUALITZACIONS 31/5/12:

Vatican Information Service: P. Lombardi “existeix una línia de voluntat de veritat, de claredat, de voluntat de transparència que, encara que necessita temps, avança”

Rome Reports: Qui és qui en el cas (vídeo)

TV3. Entrevista a Gian Maria Vian (Osservatore Romano). A partir de 1:05:05 del vídeo

Andrea Tornielli: Gli effetti non voluti dei vatileaks

ACTUALITZACIONS 30/5/12

Vatican Information Service: EL PAPA PARLA SOBRE EL CAS EN L’AUDIÈNCIA DELS DIMECRES (vídeo)

Vatican Information Service: ENTREVISTA A MONS. BECCIU A L’OSSERVATORE ROMANO

De la doble moral y de la burla

Autor: Antoni Puigverd // La Vanguardia

Fuente: http://www.lavanguardia.es/premium/epaper/20101101/54064261243.html

Fíjense no en la anécdota, sino en el estilo de Sánchez Dragó: “En Tokio, un día, me topé con unas lolitas, pero no eran unas lolitas cualesquiera, sino de esas que se visten como zorritas, con los labios pintados, carmín, rímel, tacones, minifalda… Tendrían unos trece años. Subí con ellas y las muy putas se pusieron a turnarse. Mientras una se iba al váter, la otra se me trajinaba”. La presidenta Aguirre lo considera un ejercicio de prosa poética: “La literatura está llena de actos reprobables (…) pero la literatura es eso: literatura”. El autor ya ha rectificado su narración, seguramente presionado por la opinión pública, pero sin apercibirse de que no es el hecho, sino el estilo, lo que más le retrata. Es la descripción de las chicas (“las muy putas”) lo más hiriente de su relato.

Pasemos ahora a los medios que más le han afeado el gesto. Son los mismos que acostumbran a describir como literarias confesiones de pederastia de otros escritores más famosos. Las escenas de compra de sexo infantil relatadas por Gil de Biedma en Retrato del artista en 1956,por ejemplo. En el caso de Dragó, la izquierda no acepta la literatura como coartada. La ministra González Sinde sostiene: “Las obligaciones de un escritor no son distintas de las de cualquier otro miembro de la sociedad”. Los mismos medios que idolatran las películas de Almodóvar, en una de las cuales se hace apología de la pederastia, se rasgan diariamente las vestiduras ante los casos de paidofilia de clérigos católicos denunciados en los últimos años. Y gracias a su relato sesgado y constante se ha formado en España una corriente política y cultural que, aprovechada por un teniente de alcalde de Barcelona, ha llegado a considerar indigna para la ciudad la visita Joseph Ratzinger (precisamente el pontífice que con mayor empeño ha combatido la pederastia que afecta a una minoría de sacerdotes).

Curiosa doble moral. Se rasgan las vestiduras sólo cuando el pederasta pertenece a las filas del enemigo (no exagero usando el concepto enemigo: el viejo jurista alemán Carl Schmitt parece haber seducido por igual a la derecha y la izquierda contemporáneas, pues su estrategia “amigo-enemigo” abraza ya todos los frentes mediáticos y culturales). La corriente izquierdista, que tan activamente ha zurrado a Sánchez Dragó y que no considera necesario rectificar las informaciones sesgadas sobre el papel de Ratzinger en la lucha contra la pederastia, se ha mostrado en múltiples ocasiones indiferente y concesiva con las manifestaciones o las prácticas paidófilas de conspicuos miembros de la cultura autodenominada progresista.

Recordaba el otro miércoles Ferran Sàez Mateu en nuestro suplemento Culturas diversos ejemplos de apología de la pederastia que no han causado ni escándalo ni revuelo. En el primer disco de la Orquesta Mondragón, por ejemplo, Javier Gurruchaga, showman oficial de TVE en los años de Felipe González, españolizó un clásico del jazz, Satin doll,injertándole una letra de Eduardo Haro Ibars (celebrado y trágico poeta de la movida madrileña), que dice así: “El hombre de los caramelos (…) a la puerta del colegio / espera para hacerte feliz. / Y si deseas con él disfrutar / no te debes, niño, asustar. / Él tiene siempre lo que te hará gozar”. La doble moral que acusa de horrible pederasta al enemigo ideológico, pero eleva por la misma razón al amigo a la categoría de artista o transgresor, demuestra dos cosas. Primera, que la seguridad de niños importa un bledo. Segunda: que las trincheras de hoy son, por fortuna, menos belicosas que las de antaño, pero tienen la misma miserable profundidad.

Desde las trincheras de hoy muchos creen disparar humor. Durante años, en el mundo de la cultura catalana y española, la frontera del humor estaba clara. Existía, por un lado, un humor barato y cruel, que se fundaba en la denigración de los defectos de las personas. Reírse de los maricones, de las mujeres o de los gitanos no era humor, era burla. El humor, se decía, es otra cosa: un guiño de la inteligencia, un brillo del ingenio, una forma de liberación. El otro día en un programa de Catalunya Ràdio, hablando de la visita papal, dedicaron largos minutos a burlarse de la liturgia y los cánticos católicos. Fue un ejercicio de libertad de expresión que, por inviolable, la audiencia católica tuvo que tragarse con patatas. Pero también un ejercicio de bullying,de acoso a una minoría desde el confortable poder que concede un medio público.

Como unos niños crueles que, envalentonados por la fuerza del grupo, atacan al feo, al gordo, al diferente de la clase, así aquel grupo de periodistas, envalentonados por el incontestable poder del medio público que les concede el micrófono, se burlaron de los católicos. Ciertamente: la calidad de la democracia se mide por su capacidad de integrar el insulto. Pero también de respetar a las minorías. Los medios públicos catalanes, tan sensibles a los excesos de las televisiones y radios de otras partes de España, son incapaces de mirarse en el espejo de sus minorías. No las respetan. Es lo que hay. No habría que darle más vueltas, si no fuera por el concepto con que aquellos periodistas tan valientes disfrazaron su proeza. Le llaman humor, pero era escarnio. Le llaman desenfado, pero era burla. Creían divertir y se divertían: acosando.

¿Quién teme a Benedicto XVI?

Source: Antoni Puigverd // La Vanguardia

http://www.lavanguardia.es/premium/publica/publica?COMPID=54012713205&ID_PAGINA=22088&ID_FORMATO=9

Casi todas las caricaturas del Polònia, famoso programa de humor de TV3, tienen alguna relación con el personaje real satirizado. El físico, el carácter, las ambiciones o la imagen pública son deformados hasta conseguir un efecto paródico. Contrariamente, la caricatura de Joseph Ratzinger no mantiene ninguna relación con la persona real. Si el Papa es políglota, en el Polònia no sabe hablar. Es un hombre sereno, pero allí es descrito como un histérico. Es reflexivo y sabio, pero es retratado como un estúpido. La pereza mental que predomina en nuestra opinión pública ha facilitado la adopción acrítica de esta caricatura.

Ratzinger es para cierta opinión catalana un ridículo tontaina, mera excrecencia de los viejos tiempos. No es de extrañar que su viaje a Gran Bretaña haya pasado tan desapercibido entre nosotros. Ni tan siquiera su próxima visita a Barcelona ha servido para afinar el oído. Con la excepción casi solitaria de La Vanguardia, para la mayoría de los medios comunicación catalanes el viaje no sido más que la penosa carrera de obstáculos del Pontífice para pedir perdón o justificarse de las acusaciones de pederastia. La mayoría de los corresponsales ignoraron sistemáticamente no ya las palabras que el Pontífice pronunció, sino el impacto que producían en la opinión británica.

El papa Benedicto XVI pidió, efectivamente, perdón a las víctimas y reafirmó por enésima vez su voluntad de limpiar la Iglesia católica de estos imperdonables y nefandos comportamientos. En un encuentro en la nunciatura apostólica de Londres, Ratzinger se reunió con un grupo de víctimas de abusos sexuales. Les escuchó, se identificó con su sufrimiento y afirmó que la Iglesia está haciendo todo lo posible para verificar las acusaciones, colaborar con la autoridad civil y entregar a la justicia a los religiosos acusados de estos graves crímenes. Volando en el avión hizo acto de contrición: “La autoridad de la Iglesia no ha sido suficientemente vigilante ni suficientemente veloz y decidida en la toma de las medidas necesarias”. En este mismo avión explicó la “gran tristeza” que significó para él mismo la revelación de estos abusos: “He sufrido un shock”.

Para los dominados por el prejuicio de un Papa “que antes de serlo era el Gran Inquisidor”, tal conmoción puede parecer teatral. Siguen ignorando que ya antes de acceder al pontificado, Ratzinger fue tan duro en la persecución de los religiosos pederastas que fue acusado en el interior de la Iglesia de negar el derecho a la defensa de los acusados.

La obsesiva fijación (¿refocilamiento?) en el escándalo de la pederastia ha impedido a muchos evaluar el impacto cultural del viaje papal a Gran Bretaña. Un impacto que, como se desprendía del magnífico trabajo periodístico de Oriol Domingo en La Vanguardia de ayer, ha sido muy notable. A pesar de estar precedido del escándalo belga. A pesar de la impericia del cardenal Paster. A pesar de que Ratzinger visitaba un país con religión propia y una larga tradición antipapista (que hunde sus raíces en una antigua y secular persecución de los católicos). Y apesar de la influencia militante de nuevas corrientes ateas. Ratzinger ha dejado una honda impresión en la opinión británica. Por su reflexión sobre las relaciones entre Dios y el César (entre creencia y poder político) en el contexto de su elogio a Tomás Moro, “admirado por creyentes y no creyentes por la integridad con que fue fiel a su conciencia”. Por su crítica a la falta de fundamento ético de las relaciones económicas, causa primera de la crisis actual (más que económica: sería una crisis de valores). Por su acento en la síntesis que el cristianismo ofrece entre fe y razón y, por tanto, por su defensa del diálogo entre el mundo secular y el mundo de las creencias evitando dos peligros: la intromisión de la religión en la política (fundamentalismo) y el desprecio de la política secular por la aportación religiosa (deformado por las ideologías, el poder puede derivar en totalitarismo).

Pasó casi desapercibida para la mayoría de nuestros corresponsales una frase de Ratzinger de profundo calado. La que más interés ha suscitado en la opinión británica. “Si los principios éticos que sostienen el proceso democrático no se rigen por nada más sólido que el mero consenso social, este proceso se presenta frágil”. A la luz de los dilemas éticos que abre el progreso de la ciencia, la frase merece cuando menos unos minutos de serena interrogación.

Mientras incluso en The Guardian han aparecido artículos al hilo de estas reflexiones papales, ¿seguirá la opinión catalana sorda a los retos éticos de Ratzinger, y dominada por la caricatura menos inteligente de los humoristas del Polònia?

Benedicto 16, el totalitarismo de la indiferencia y el desconcierto posmoderno

El papa alemán continuará en Barcelona y Santiago la renovación cultural del viejo continente. Está pagando el precio de los pioneros. No obstante, la historia le recordará como aquel que planteó una alternativa positiva al indiferentismo en el que la cultura europea postmoderna parecía haber sucumbido.

2010 ha sido el quinto año de pontificado de Benedicto 16. Como en los anteriores, también en este aniversario le han acompañado polémicas mediáticas. El 24 de enero, Bernard-Henry Lévy consideraba en las páginas de El País que Ratzinger estaba siendo “víctima de un juicio mediático” y “la continua manipulación de sus textos”, a propósito de su relación con los judíos . Dos meses más tarde las páginas del New York Times y de muchos otros diarios recuperaban varios casos sobre abusos sexuales de sacerdotes católicos, apuntado a una responsabilidad -nunca demostrada- de Benedicto 16 en el encubrimiento (ver resumen del caso aquí).
Una tras otra, ninguna de las polémicas ha demostrado culpabilidad alguna de Benedicto 16. John Allen, principal experto norteamericano en información católica, lo califica de “Papa de las ironías“. Por ejemplo, la de ser el Papa visto desde dentro como el gran reformador contra los abusadores sexuales y desde fuera como el gran encubridor, o la de se ser identificado como un pontífice intelectual y profesor pero ser noticia por todo menos por esta faceta.
A su paso, Benedicto 16 desata un ruido mediático ensordecedor. La reciente visita a Reino Unido ha sido otro ejemplo. Pero lo mismo ocurrió con la visita a Portugal, o el viaje a Malta: gran frialdad mediática pero cálida y masiva respuesta popular. Incluso la Misa en Escocia, el primer acto masivo en Reino Unido, consiguió reunir más de 70.000 fieles, a pesar de la intensa lluvia de malas noticias para el Papa. En Londres, la muchedumbre de Hyde Park multiplicaba por mucho el número de asistentes en las protestas. Efectivamente, es también una ironía que la persona que llega con peor prensa en cada lugar es después recibida como no lo ha sido ninguna otra personalidad.


La pregunta que se hacen muchos observadores es ¿por qué tanta agresividad hacia Benedicto 16? ¿Por qué, por ejemplo, se ignoran hechos fácilmente contrastables, como sus peticiones de perdón? ¿Por qué se ha llegado a lo que algunos han calificado de “deformación monstruosa de la realidad“?
Respuestas se han dado, con mayor o menor fortuna. El mes de agosto, dos prestigiosos vaticanistas, Andrea Tornielli y Paolo Rodari, publicaban Attacco a Ratzinger, donde descartaban la teoría de la conspiración pero sí identificaban tres fuentes de problemas para el pontífice: ataques desde fuera (laicistas, grupos feministas radicales y gays, laboratorios farmacéuticos que venden productos abortivos, abogados que piden indemnizaciones millonarias por casos de abusos), enemigos de dentro (los que plantean el Vaticano II como una ruptura y no como una renovación) y el fuego amigo de algunos de sus colaboradores.
Una de las últimas hipótesis llega de James MacMillan, compositor de la música elegida para la beatificación del Cardenal Newman, que ve a Benedicto XVI como “el peor enemigo de las feroces élites seculares británicas” procedentes de los campus europeos que protagonizaron en mayo del 68.
Otra posible interpretación sea que Benedicto 16 está representando el gran sí de Dios en una sociedad que genera indiferentismo hacia los otros, hacia el mundo y, por supuesto, hacia Dios. Josep Ramoneda -persona nada sospechosa de proximidad con el pontífice- carga precisamente en su último ensayo contra “totalitarismo de la indiferencia“. ¿No será, precisamente, esa capacidad de romper la desgana dominante, lo que convierte Benedicto 16 en un personaje incómodo?
Efectivamente, seguir atentamente sus escritos permite descubrir a un transgresor que plantea una alternativa firme a la cultura dominante, y que no se conforma en reducir la religión a mera cuestión folclórica. El 18/4/05, en la Misa previa a la elección del Papa, el entonces Cardenal Ratzinger avisa: “Se va constituyendo una dictadura del relativismo que no reconoce nada como definitivo y que deja como última medida sólo el propio yo y sus antojos”. Cinco años más tarde, la labor de clarificación semántica en un mundo con gran ambigüedad de conceptos se confirma como una de las principales tareas de Benedicto XVI. Se ha propuesto dar un sentido a cada palabra y una palabra a cada realidad. Afirma que “la construcción de una sociedad humana requiere fidelidad a la verdad“. Explica que hay un “problema de lenguaje” con el amor, que no se puede reducir al sentimentalismo. No confunde la ética con la estética, ni los derechos con los deseos, ni la verdad con la verosimilitud, ni la familia con una convención. Afirma que hay esperanza, y confía en la razón. Y, además, tiene un hilo de voz amable y un aspecto de anciano bondadoso.
Ironías de la vida: las reacciones desproporcionadas, las acusaciones precipitadas y la burla pública son el escenario que permite valorar mejor, por contraste, la gran novedad del discurso constructivo, amable y positivo de este Papa que algunos daban por acabado antes de empezar, pero que se está convirtiendo en el gran renovador de la Iglesia Católica.
La biografía más completa, que está a punto de salir, lo bautiza como “el Papa de la razón” y “el primer postmoderno”. De ahí el desconcierto. El desconcierto postmoderno.
Próxima estación, Santiago y Barcelona.

Marc Argemí (marcargemi@gmail.com)

Escándalos y transparencia

“Entiendo que se exija a la Iglesia una actitud moral superior por ser depositaria del mensaje cristiano contenido en las Escrituras. Pero me cuesta aceptar el severo juicio al que se está sometiendo al Papa sin tener en cuenta, por ejemplo, lo que ha hecho la iglesia católica norteamericana al pedir perdón y resarcir materialmente a las víctimas de los abusos, algunos de los cuales se perpetraron hacen más de treinta años. Tampoco merece un ataque tan directo siendo el eclesiástico que más ha hecho para conocer la realidad de los hechos, que luego ha confirmado como Pontífice. Da la impresión de que sólo ha existido pederastia en la Iglesia católica.”

Lluís Foix // La Vanguardia

http://infocom22.com/foixblog/2010/03/30/escandalos-y-transparencia/

Espinas de Semana Santa

“La espiral obsesiva de los medios occidentales en relación con los casos de pederastia en el seno de la Iglesia deforma monstruosamente la realidad”

Antoni Puigverd // La Vanguardia

http://www.lavanguardia.es/lv24h/20100329/53899161078.html

Las imágenes del crucificado se superponen a los primeros bikinis de la temporada. Comienza la Semana Santa y en el aire flota cierta alegría vacacional. La crisis no cede, pero nuestra industria turística parece que se da un respiro. Estalla el sol primaveral en las playas mientras aumenta el bullicio en las estaciones de esquí, colmadas por las nieves del invierno. Sin olvidar el fenómeno de los destinos religiosos. La muerte y la resurrección deCristo, que ha fundamentado tantos siglos de creencia y cultura, ahora es un pilar del sector turístico. El olor del incienso y los efluvios de los restaurantes se confunden. Iglesias vacías, reconvertidas en museos o salas de concierto. Exitosas misas en latín y con canto gregoriano (éxito que no es fácil deslindar de la fascinación actual por los parques temáticos de carácter histórico).

El latín acompaña también una corriente de fondo: el retorno a la ortodoxia perdida. Los pontíficesWojtyla Ratzinger restauraron el viejo rumbo de la Iglesia. Y años después de aquel retorno llegan también las cuentas pendientes: el escándalo de los abusos a menores por parte de religiosos católicos crece por momentos.

Se ha desarrollado en los últimos años, en paralelo al radicalismo moral con que la Iglesia se ha opuesto en solitario a las posiciones sensualistas y relativistas dominantes en Europa.Benedicto XVI planteó el combate contra el relativismo occidental en el terreno de las ideas. Proclamando la existencia de una verdad en una época en la que la noción misma de verdad es percibida como anacrónica; reivindicado la síntesis de fe y razón (amor y logos)que caracteriza la tradición cristiana, y abanderando una moral radical sobre la vida humana (aborto, eutanasia, sexualización) en franca discordancia con las corrientes dominantes en Europa. Pero a Joseph Ratzinger le están obligando a pelear en un terreno que no domina: el mediático, caracterizado, como comprobamos diariamente, por tremendos torbellinos emocionales, que obligan al que queda atrapado en la vorágine a defenderse en posición concesiva y perdedora, cuando no humillante.

La espiral obsesiva de los medios occidentales en relación con los casos de pederastia en el seno de la Iglesia deforma monstruosamente la realidad. No sólo porque los casos afectan apenas a un 0,6% de los religiosos, sino porque no se corresponde para nada el bombardeo de noticias sobre supuestos abusos religiosos con los verdaderos protagonistas de la repugnante lacra social de la pederastia: las cifras del caso alemán revelan la magnitud del problema (¡210.000 casos censados desde 1995!) y, a la vez, la cuota de responsabilidad católica: sólo 94 casos corresponden a religiosos: un 0,045%. Los que condenan severamente a la Iglesia por doble moral también incurren en ella, pues al confundir a la opinión pública sobre el verdadero alcance de esta lacra demuestran estar más interesados en reconvertir el drama de unos niños en filón mediático. El sufrimiento de los niños acosados (y el de los adultos que ahora denuncian abusos) no entiende de cifras, claro está. Por ello Ratzinger está pidiendo perdón e insta a las iglesias locales a colaborar con la justicia y a compensar a las víctimas. Pero la lógica de los medios (y de los intereses que los acompañan) es fabricar emociones. Y no hay mejor fábrica de emoción que unos niños sufrientes en manos de unos libidinosos curas. Aunque las historias sean de décadas atrás.

Personajes muy celebrados por los más severos acusadores de la Iglesia no sólo han practicado la pederastia, sino que se han jactado de tal práctica: “Mi permanente coqueteo con estos niños adquirió de pronto una tonalidad erótica. Podía sentir perfectamente cómo las niñas de cinco años habían aprendido a excitarme”, escribía en 1976 Cohn-Bendit (Dany el Rojo)relatando su experiencia como monitor. El argumento de que la Iglesia tiene más responsabilidad que, pongamos por caso, Dany el Rojo, carece de lógica: un crimen lo es al margen de la pertenencia ideológica del criminal. Pero nadie deja que la lógica le estropee un guión: el relato de los curas libidinosos permite reelaborar los viejos clichés anticlericales y confirmar el prejuicio: “Son represores y están reprimidos, pero son los más golfos”. Juan Pablo II descubrió que los medios de comunicación funcionan como trampolín de la fama global. Benedicto XVI descubre que pueden también convertirse en cadalso del resentimiento global.

Ante el intento de cortar virtualmente la cabeza de Ratzinger en el cadalso global, el Vaticano responde que el ataque está reforzando la autoridad del Papa. Seguramente: todo ataque exterior cohesiona el interior. Pero el problema afecta menos al Vaticano que a los clérigos humildes que mantienen el culto en las iglesias vacías de una Europa (de  una Catalunya) más que laica: displicente u hostil a la religión. La sombra de la sospecha se proyecta sobre ellos. Algunos son verdaderos héroes: entregan su vida a los enfermos, miserables y desamparados. Otros son simplemente honestos: fieles a sus creencias, a su iglesia, a su fe. Sujetos a la burla o la indiferencia del entorno, envejecidos, empobrecidos, abandonados de unas jerarquías que desconocen la soledad y las limitaciones con que se enfrentan a los obstáculos a su ministerio. Estos clérigos reviven su propio Getsemaní. Les coronarán con espinas que no merecen y nadie llorará por ellos.