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Vatileaks o la desinformación masiva sobre Benedicto XVI y el Vaticano

Marc Argemí//B16Links

Los fabricantes de desinformación, que existen, saben que hay algo mucho mejor que conseguir que la gente crea las intoxicaciones informativas que ellos inventan con medias verdades: es conseguir que la audiencia acepte como buena la interpretación de la situación que se deduce de esos datos. Y estos desinformadores, que existen y actúan, saben que hay dos armas para instrumentalizar los medios en beneficio propio: los rumores y las filtraciones. El caso conocido como Vatileaks, o la filtración masiva de documentos confidenciales del Vaticano, es paradigmático de las dos cosas.

Los hechos

25 de enero de 2012: una emisión del programa Gli Intocabili, hace pública una carta fechada el 7 de julio de 2011, escrita por el entonces secretario general del Gobierno del Estado del Vaticano, Carlo Maria Viganò y dirigida a Benedicto XVI, en la que se denunciaban ciertas corruptelas en la gestión económica de la Santa Sede: aquí la media verdad. Su nombramiento como nuncio en los Estados Unidos cabría interpretarlo como un castigo por haber intentado hacer limpieza: aquí la desinformación completa.

El programa del periodista Gianluigi Nuzzi no dice, por ejemplo, que los hechos denunciados en las cartas de Viganò sí fueron objeto de una investigación interna, como apuntaba en su día el vaticanista Andrea Tornielli. El director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, P. Federico Lombardi, emitió un comunicado en el que además de defender la honorabilidad de Viganò, criticaba el tratamiento mediático “parcial y banal, exaltando evidentemente los aspectos negativos, con el fácil resultado de presentar las estructuras del gobierno de la Iglesia no tanto como afectadas por la fragilidad humana –lo cual sería fácilmente comprensible-, sino como caracterizadas en profundidad por pendencias, divisiones y luchas de intereses”. El 4 de febrero salía al paso de las acusaciones la misma presidencia del Gobierno del Estado del Vaticano, para rebatir como carente de fundamento la impresión que daban las cartas. La cuestión sería aún un poco más articulada, a juzgar por otro vaticanista bien informado, Sandro Magister, quien sugiere motivaciones relacionadas con las expectativas profesionales de Viganò.

El 8 de febrero, el mismo programa de televisión cargaba contra la gestión del Instituto de Obras de Religión (IOR), conocido popularmente como el banco del Vaticano, tomando como base otro documento confidencial filtrado clandestinamente. Acusaciones que fueron rebatidas al día siguiente.

El 14 de febrero, Lombardi recomendó “calma y sangre fría y recurso abundante a la razón” en un largo comunicado, después de que se filtrara una alocada teoría sobre un complot para acabar con la vida del Papa, que publicó Il Fatto Quotidiano.

El 25 de abril se comunicaba la creación de una comisión de investigación para esclarecer el origen de las filtraciones, formada por tres cardenales: Julián Herranz, Jozef Tomko y Salvatore de Giorgi.

El gran estallido ha sido la aparición del libro Sua Santità, con decenas y decenas de documentos privados, facilitados por algunos topos dentro del Vaticano a Nuzzi. El libro coincide en el tiempo con la detención de un presunto topo, el 23 de mayo: Paolo Gabriele, mayordomo de Su Santidad.

Hasta aquí los hechos.

El nuevo libro ha desconcertado por lo que supone, más que por lo que dice. Hay revelaciones que dejan en mala posición algunas personas, como el cardenal secretario de Estado, Tarcisio Bertone, o el cardenal de Milán Angelo Scola, o incluso el veterano periodista italiano Bruno Vespa. Pero más preocupante resulta la impresión que se transmite: que un número tan elevado de documentos pueda ser filtrado implica la deslealtad de personas depositarias de gran confianza, y la falta de pericia o la complicidad de personas en cargos de responsabilidad, por no hablar de los objetivos de que éstas actividades buscarían.

Las interpretaciones

A partir de aquí surge una sucesión de interpretaciones interesadas, noticias improvisadas, rumores que parecen más la proyección de deseos que historias con cierto fundamento, la mayoría de los cuales sirven para constatar que la operación de desinformación provocada por los filtradores de documentos ha logrado su objetivo: instalar en la mente de la audiencia la percepción del Vaticano como un lugar de intrigas por el poder, de hipocresía, de corrupción y en flagrante incoherencia respecto al mensaje cristiano.

Las tesis se abonan sin datos contrastados, pero adquieren notoriedad por el aliento que le prestan algunas voces siempre dispuestas a tales oficios, como Hans Küng, y por la habilidad con la que los mismos filtradores de documentos conceden declaraciones explosivas a los medios, como las publicadas en La Repubblica, utilizando la misma forma clandestina y anónima de los rumores. En general, las acusaciones señalarían un culpable, el actual secretario de Estado, Bertone. Las declaraciones anónimas de los cuervos, como se denomina a los filtradores, aseguran que estarían haciendo este trabajo para ayudar al Papa en una supuesta lucha contra personas de su entorno.

Pero muchas de las hipótesis publicadas por los principales medios son difícilmente sostenibles y aún quedan muchos ángulos oscuros por esclarecer en el caso. No parece plausible, por ejemplo, que los filtradores quieran ayudar al Papa: es obvio a los ojos de cualquier observador que al Papa le perjudica enormemente el desprestigio que supone todo. Tampoco se ve cómo querrían cargarse a Bertone cuando saben, porque trabajan en el Vaticano, que este tipo de ataques públicos pueden provocar, como reacción, que el afectado sea confirmado en el cargo (como ha ocurrido). Ni, menos aún, se ve que miembros de la carrera diplomática puedan arriesgar su posición de esta manera en lugar de esperar, pacientemente, al ya próximo recambio de un cardenal que tiene la jubilación a la vuelta de la esquina.

Hay hipótesis, por confirmar, que guardan más verosimilitud. Si algunas circunstancias podría manifestar esta historia, a juzgar por algunas fuentes, serían 1) la falta de categoría moral y profesional de ciertas personas que trabajan dentro del Vaticano y descuidan las normas deontológicas más elementales cuando filtran documentos, 2) una consiguiente falta de seriedad en los procesos de selección de personal en el Vaticano, 3) el áurea mítica y mistérica que continúa despertando el Vaticano en ambientes que no cuentan con la perspectiva de la fe para interpretarlo; 4) la falta de una estrategia de comunicación al uso para recuperar la iniciativa informativa, 5) la existencia, como en toda institución participada por personas, de fragilidades, 6) cierta sensación de descontrol de la información y 7) la facilidad con la que la esfera mediática cae seducida por una manipulación tan evidente como es la filtración parcial e interesada de material reservado.

En todo caso, son sólo hipótesis. Está por resolver quién está detrás de una operación de desprestigio de dimensiones tan grandes. Parece que el objetivo no es Bertone, sino Benedicto XVI: se toma como pretexto la gestión humana del estado del Vaticano para minar la credibilidad de un mensaje espiritual que se está demostrando un desafío para demasiados intereses, internos y externos ¿Habrá que recordar de nuevo que esta polémica se enmarca en una cadena de ataques a la reputación de un papa que parecía de transición, pero que mantiene la cabeza muy clara y que habla también muy claro, planteando una alternativa al indiferentismo en el que la cultura occidental parece haber caído?.

Benedicto XVI es quien más ha hecho contra la pederastia en la Iglesia, y se le llegó a denunciar como encubridor. La polémica, agria y agresiva, fue liderada por New York Times y llenó páginas y páginas durante meses en todo el mundo, pero prácticamente ningún medio de los que participó en el pim-pam-pum recogió la noticia, el pasado mes de febrero, sobre la decisión del abogado acusador de retirar la denuncia contra el pontífice. Benedicto XVI es quien más ha hecho para mejorar el funcionamiento económico del Vaticano, con cuatro nuevas leyes, y esta polémica parece querer sembrar dudas.

Se acerca el año de la fe, y un sínodo para la nueva evangelización. El Vatileaks podría servir de cortina de humo, de pantalla de ruido que ciertos fabricantes de desinformación desean para construir un muro de descrédito en torno a este Papa. Porque, lo más importante de todo, Benedicto XVI es quien más está haciendo por la renovación cultural de un decadente mundo occidental. Y hay quien le tiene miedo.

Seguiremos informando.

ACTUALIZACIÓN 5/6/12

RAI TG1: Scandalo Vaticano. Bertone: “Attacchi mirati e organizzati, il Papa non si lascia intimorire”

ACTUALIZACIÓN 4/6/12

Vatican Information Service: declaraciones del Papa

ACTUALIZACIONES 31/5/12:

Vatican Information Service: P. Lombardi “existe una línea de voluntad de verdad, de claridad, de voluntad de transparencia que, aunque necesita tiempo, avanza”

Rome Reports: Quién es quién en el caso (vídeo)

TV3. Entrevista a Gian Maria Vian (Osservatore Romano). A partir de 1:05:05 del vídeo

Andrea Tornielli: Gli effetti non voluti dei vatileaks

ACTUALIZACIONES 30/5/12

Vatican Information Service: EL PAPA HABLA SOBRE EL CASO TRAS LA AUDIENCIA DE LOS MIÉRCOLES (vídeo)

Vatican Information Service: ENTREVISTA A MONS. BECCIU EN OSSERVATORE ROMANO

Vatileaks o la desinformació massiva sobre Benet XVI i el Vaticà

Marc Argemí//B16Links

Els fabricants de desinformació, que existeixen, saben que hi ha una cosa encara millor que la gent cregui les intoxicacions informatives que inventen amb mitges veritats: aconseguir que l’audiència accepti com a bona la interpretació de la situació que se’n dedueix. I aquests desinformadors, que existeixen i actuen, saben que hi ha dues armes per instrumentalitzar els mitjans en benefici propi: els rumors i les filtracions. El cas conegut com Vatileaks, o la filtració massiva de documents confidencials del Vaticà, és paradigmàtic de les dues coses.

Els fets

25 de gener de 2012: una emissió del programa Gli Intocabili, fa pública una carta datada el 7 de juliol de 2011, escrita per l’aleshores secretari general del Govern de l’Estat del Vaticà, Carlo Maria Viganò i dirigida a Benet XVI, en la qual es denunciaven certes corrupteles en la gestió econòmica de la Santa Seu: aquí la mitja veritat. El seu nomenament com a nunci als Estats Units caldria interpretar-ho com un càstig per haver intentat fer neteja: aquí la desinformació completa.

El programa del periodista Gianluigi Nuzzi no diu, per exemple, que els fets denunciats en les cartes de Viganò sí van ser objecte d’una investigació interna, com apuntava en el seu dia el vaticanista Andrea Tornielli. El director de l’Oficina de Premsa de la Santa Seu, P. Federico Lombardi va emetre un comunicat on a més de defensar la honorabilitat de Viganò, criticava el tractament mediàtic “parcial i banal, exaltant evidentment els aspectes negatius, amb el fàcil resultat de presentar les estructures del govern de l’Església no tant com afectades per la fragilitat humana -cosa que seria fàcilment comprensible-, sinó com caracteritzades en profunditat per batusses, divisions i lluites d’interessos”. El 4 de febrer sortia al pas de les acusacions la mateixa presidència del Govern de l’Estat del Vaticà, per rebatre com mancada de fonament la impressió que donaven les cartes. La qüestió seria encara una mica més articulada, a jutjar d’un altre vaticanista ben informat, Sandro Magister, que suggereix motivacions relacionades amb les expectatives professionals de Viganò.

El 8 de febrer, el mateix programa de televisió carregava contra la gestió de l’Institut d’Obres de Religió (IOR), conegut popularment com el banc del Vaticà, prenent com a base un altre document confidencial filtrat clandestinament. Acusacions que van ser rebatudes l’endemà.

El 14 de febrer, Lombardi va recomanar “calma i sang freda i recurs abundant a la raó” en un llarg comunicat, després que es filtrés una eixelebrada teoria sobre un complot per acabar amb la vida del Papa, que va publicar Il Fatto Quotidiano.

El 25 d’abril es comunicava la creació d’una comissió d’investigació per esclarir l’origen de les filtracions, formada per tres cardenals: Julián Herranz, Jozef Tomko i Salvatore de Giorgi.

El gran espetec ha estat l’aparició del llibre Sua Santità, amb desenes i desenes de documents privats, facilitats per alguns talps dintre del Vaticà a Nuzzi. El llibre coincideix en el temps amb la detenció d’un presumpte talp, el 23 de maig: Paolo Gabriele, majordom de sa Santedat.

Fins aquí les dades.

El nou llibre ha desconcertat pel que suposa, més que pel que diu. Hi ha revelacions que deixen en mala posició algunes persones, com ara el cardenal secretari d’Estat, Tarcisio Bertone, o el cardenal de Milà Angelo Scola, o fins i tot el veterà periodista italià Bruno Vespa. Però més preocupant resulta la impressió que es transmet: que un nombre tant gran de documents pugui ser filtrat implica la deslleialtat de persones dipositàries de gran confiança, i la manca de perícia o la complicitat de persones en càrrecs de responsabilitat, per no parlar de les finalitats que aquestes activitats buscarien.

Les interpretacions

A partir d’aquí esclata una successió d’interpretacions interessades, notícies improvisades, rumors que semblen més projecció de desitjos que històries amb cert fonament, la majoria de les quals serveixen per constatar que l’operació de desinformació provocada pels filtradors de documents ha aconseguit l’èxit: instal·lar en la ment de l’audiència la percepció del Vaticà com un lloc d’intrigues pel poder, d’hipocresia, de corrupció i en flagrant incoherència respecte el missatge cristià.

Les tesis s’abonen sense dades contrastades, però adquireixen notorietat per l’alè que li presten algunes veus sempre disposades a tals oficis, com Hans Küng, i per l’habilitat amb la qual els mateixos filtradors de documents concedeixen declaracions explosives als mitjans, com les publicades a La Repubblica, utilitzant la mateixa forma clandestina i anònima dels rumors. En general, les acusacions assenyalarien un culpable, l’actual secretari d’Estat, Bertone. Les declaracions anònimes dels corbs, com s’anomena els filtradors, diuen que estarien fent aquesta feina per ajudar al Papa en una suposada lluita contra el seu segon.

Però moltes de les hipòtesis són difícilment sostenibles i encara queden molts angles obscurs per esclarir. No sembla plausible, per exemple, que els filtradors vulguin ajudar el Papa: és obvi als ulls de qualsevol observador que al Papa li perjudica enormement el desprestigi que suposa tot plegat. Tampoc es veu com voldrien carregar-se a Bertone quan saben, perquè treballen al Vaticà, que aquesta mena d’atacs públics poden provocar, com a reacció, que l’afectat sigui confirmat en el càrrec (com ha succeït). Ni, encara menys, que membres de la carrera diplomàtica arrisquessin la seva posició d’aquesta manera enlloc d’esperar, pacientment, al ja proper recanvi d’un cardenal que té la jubilació a tocar.

Hi ha hipòtesis, per confirmar, que guarden més versemblança. Si algunes circumstàncies podria palesar aquesta història, a jutjar per algunes fonts, serien 1) la manca de categoria moral i professional de certes persones que treballen dintre del Vaticà i descuiden les normes deontològiques més elementals en filtrar documents; 2) una consegüent manca de serietat en els processos de selecció de personal en el Vaticà; 3) la flaira mítica i mistèrica que continua despertant el Vaticà en ambients que no compten amb la perspectiva de la fe per interpretar-lo; 4) la manca d’una estratègia de comunicació a l’ús per recuperar la iniciativa informativa; 5) l’existència, com a tota institució on hi participen persones, de fragilitats, 6) certa sensació de descontrol de la informació i 7) la facilitat amb la qual l’esfera mediàtica cau seduïda per una manipulació tant evident com és la filtració parcial i interessada de material reservat.

En tot cas, són només hipòtesis. Està per resoldre qui hi ha darrera d’una operació de desprestigi de dimensions tan grans. Sembla que l’objectiu no és Bertone, sinó Benet XVI: es pren com a pretext la gestió humana de l’estat del Vaticà per minar la credibilitat d’un missatge espiritual que s’està demostrant un desafiament per a massa interessos, interns i externs. ¿Caldrà recordar de nou que aquesta polèmica s’emmarca en una cadena d’atacs a la reputació d’un papa que semblava de transició, però que manté el cap molt clar i que parla també molt clar, plantejant una alternativa a l’indiferentisme en el qual la cultura occidental sembla haver caigut?.

Benet XVI és qui més ha fet contra la pederàstia a l’Església, i se’l va arribar a denunciar com encobridor. La polèmica, agria i agressiva, va ser liderada per New York Times i va omplir pàgines i pàgines durant mesos arreu del món, però pràcticament cap mitjà dels que va participar en el pim-pam-pum va recollir la notícia, el passat mes de febrer, sobre la decisió de l’advocat acusador de retirar la denúncia contra el pontífex. Benet XVI és qui més ha fet per millorar el funcionament econòmic de l’Estat del Vaticà, amb quatre noves lleis, i aquesta polèmica sembla voler sembrar-hi dubtes.

S’acosta l’any de la fe, i un sínode per a la nova evangelització. El Vatileaks podria servir de cortina de fum, de pantalla de soroll que certs fabricants de desinformació desitgen per bastir un mur de descrèdit entorn d’aquest Papa. Perquè, el més important de tot, Benet XVI és qui més està fent per la renovació cultural d’un decadent món occidental. I hi ha qui li té por.

Seguirem actualitzant la informació.

ACTUALITZACIÓ 5/6/12

RAI TG1: Scandalo Vaticano. Bertone: “Attacchi mirati e organizzati, il Papa non si lascia intimorire”

ACTUALITZACIÓ 4/6/12

Vatican Information Service: declaracions del Papa

ACTUALITZACIONS 31/5/12:

Vatican Information Service: P. Lombardi “existeix una línia de voluntat de veritat, de claredat, de voluntat de transparència que, encara que necessita temps, avança”

Rome Reports: Qui és qui en el cas (vídeo)

TV3. Entrevista a Gian Maria Vian (Osservatore Romano). A partir de 1:05:05 del vídeo

Andrea Tornielli: Gli effetti non voluti dei vatileaks

ACTUALITZACIONS 30/5/12

Vatican Information Service: EL PAPA PARLA SOBRE EL CAS EN L’AUDIÈNCIA DELS DIMECRES (vídeo)

Vatican Information Service: ENTREVISTA A MONS. BECCIU A L’OSSERVATORE ROMANO

El periodismo religioso y la religión del periodismo

Cuando Dios se asoma por los medios, muchos periodistas no saben si incensarlo, ignorar su presencia o hacerle la enésima necrológica. Pero ¿por qué no hacer, simplemente, periodismo? 

Marc Argemí 

Corría el año 2009 cuando dos editores de  The Economist, la gran biblia de la élite liberal anglosajona, publicaban un ensayo documentadísimo, God is Back. La tesis central afirmaba que “las cosas que se suponía que destruirían la religión -democracia y mercados, tecnología y razón- se están combinando para hacerla más fuerte”. John Micklethwait y Adrian Wooldridge, un católico y un ateo, concluyeron que progreso y religión no sólo no eran enemigas, sino que iban de la mano en la mayoría de lugares del mundo. Europa y ciertos círculos intelectuales de la costa Este serían, en este sentido, una rareza.

Incomprensiblemente, el hecho de que dos influyentes periodistas se atrevieran a cuestionar uno de los pilares de la corrección política no atrajo la atención de los medios aquí. ¿Por qué? ¿por desidia? ¿por el anticlericalismo multisecular? ¿por una espiral del silencio promovida desde ciertas conspiraciones? La respuesta, cualquiera que sea, puede encontrarse en motivos mucho menos ideológicos. Si ningún medio de comunicación de España habló del ensayo exhaustivo de dos editores de la principal revista liberal del mundo tal vez no fue porque consideraran ofensiva la tesis de que promovían. Me atrevo a aventurar que, más bien, les resultaba incomprensible.

De un tiempo a esta parte, cierta religión del periodismo -ese conjunto de creencias apriorísticas que el gremio asume como carta de navegación imprescindible para el buen profesional- ha tendido a menudo a considerar el hecho religioso como algo de ratas de sacristía, si no -peor- como algo con reminiscencias franquistas que sólo gusta a cuatro viejas de derechas. En el mejor de los casos, un hecho digno de ser contemplado como una parte entrañable, aburrida y en el fondo irrelevante de la cotidianidad. Y, claro, cuando la situación ha llegado a este punto es fácil poner la excusa de que no se da información religiosa porque no hay gente que la pida.

Es caricatura, obviamente. Hay varias, y honrosas excepciones. Pero incluso estas excepcionales excepciones -unos pocos periodistas de prestigio- compartirán la apreciación de que hoy el periodismo en nuestros lares es predominantemente analfabeto en lo que respecta a cuestiones espirituales y religiosas. Una membrana de indiferencia parece haber envuelto con eficacia todo lo que huela a religioso, que permanece recluido, desprende olor a despensa mal ventilada y parece que sólo pueda lucir en museos o sacristías.

Esta situación perjudica al hecho religioso, pero también al periodismo. Un periodismo incapaz de descodificar un hecho social o personal como éste, de dar al menos pistas válidas para que la audiencia pueda hacerse un mapa comprensible de la situación, es un periodismo incompleto. Lo saben en el New York Times, que da una amplia cobertura en Religion and Belief,  o al Frankfurter Allgemeine, del que me contaban hace un tiempo que tenía dos redactores seniors especializados en religión.

Pero, ¿cómo informar de creencias, en un país como el nuestro, donde nuestros abuelos guardan en la memoria el recuerdo de los muertos por causa de la fe, y nuestros padres crecieron bajo un poder que tenía por oficial un credo determinado? Si para los primeros la religión tendría tonos épicos, para los segundos podría despertar ciertos resentimientos. Y entre los que hemos llegado después, la actitud más sugerente es la indiferencia.

Sin embargo, siempre he pensado que el hecho religioso y el periodismo se beneficiarán mucho mutuamente el día que descubran que tienen en común objetivos y enemigos. Ambos afirman buscar la verdad, y ambos combaten la ignorancia. La crisis de los medios tiene más en común con la crisis de la práctica religiosa de lo que pueda parecer en un principio: el relativismo ha disuelto en muchas personas las inquietudes para saber más sobre la verdad, el bien, el mal y la belleza. Si cada uno tiene su verdad particular, ¿qué necesidad hay de conocer los universales?

Bien, de acuerdo, pero ¿Es posible un periodismo religioso que recoja la dimensión trascendente de las personas, sea comprensible para el gran público y al mismo tiempo no sea aburrido? Parece la cuadratura del círculo y más cuando, como dice un amigo mío, a menudo se confunde la trascendencia con el aburrimiento, y si algo no quiere el periodismo es resultar aburrido.

Hay muchas formas de encuadrar el hecho religioso de forma que sea atractivo. Cada una tiene sus ventajas y sus carencias. La más frecuente es el enfoque deportivo. A imagen y semejanza de la prensa deportiva, se presentan los hechos siempre desde el prisma favorable al equipo de los lectores, sea éste el religioso o el antirreligioso. Más que describir la realidad, la vive y toma abiertamente partido: que ganen los míos. Las audiencias de este tipo de periodismo suelen ser las convencidas, de un lado y del otro.

Una segunda forma es la aproximación política: aplicar, por ejemplo, en la Iglesia, un esquema de derechas contra izquierdas, progresistas contra conservadores. Son simplificaciones que proporcionan un relato de la realidad, pero demasiado a menudo esa realidad que reflejan está sólo en la imaginación de quien escribe.

A veces resulta efectivo el esquema sensacionalista: una víctima, un agresor, unos hechos luctuosos y el medio de comunicación como garante de la justicia. Este es el esquema más repetido en la sección de sociedad, donde se han encajado tradicionalmente las informaciones sobre religión. Pero tal enfoque, en religión como en todos los otros campos, tiene el inconveniente de que es incapaz de hacer interesante el aspecto más trascendente, y puede caer en cambio en una espiral de sensacionalismo barroco, cada vez más rebuscado o escabroso.

Hay, todavía, una aproximación que mira exclusivamente la dimensión espiritual de la cosa, como algo desconectado de la actualidad más inmediata. Un personaje exótico, las nuevas terapias venidas de tierras lejanas, o incluso las novedades en la autoayuda, son algunos de los reclamos.

Algunos periodistas están intentando algo relativamente nuevo, y muy sencillo: hacer periodismo. Es decir, aplicar al hecho religioso el mismo rigor y la misma seriedad profesional que se pone para informar, por ejemplo, de la Fórmula 1. A ninguno de los periodistas que siguen la caravana de pilotos y escuderías de circuito en circuito se le pide que sepa conducir uno de esos coches de carreras. Pero a todos se les exige, en cambio, que expliquen bien qué es un pit-stop, como se obtiene una pole o qué reglamentación afecta al carburante. Mientras esta exigencia de profesionalidad esté presente, incluso los que somos aficionados de Ferrari toleraremos que al periodista se le note que apuesta por Red Bull.

El día que la religión del periodismo deje de ver el periodismo religioso como el patito feo, la opinión publicada será más completa y la religión saldrá de las trincheras defensivas que, por instinto de supervivencia, tantas veces ha tenido que refugiarse.

El periodisme religiós i la religió del periodisme

Quan Déu treu el nas pels mitjans, molts periodistes no saben si encensar-lo, ignorar la seva presència o fer-li l’enèsima necrològica. Però ¿per què no fer, simplement, periodisme?

Marc Argemí

Corria l’any 2009 quan dos editors del The Economist, la gran bíblia de l’elit liberal anglosaxona, publicaven un assaig documentadíssim, God is Back. La tesi central afirmava que “les coses que se suposava que destruirien la religió –democràcia i mercats, tecnologia i raó‑ s’estan combinant per fer-la més forta”. John Micklethwait i Adrian Wooldridge, un catòlic i un ateu, van concloure que progrés i religió no només no eren enemigues, sinó que anaven de la mà en la majoria d’indrets del món. Europa i certs cercles intel·lectuals de la costa Est serien, en aquest sentit, una raresa.

Incomprensiblement, el fet que dos influents periodistes s’atrevissin a qüestionar un dels pilars de la correcció política no va atraure l’atenció dels mitjans catalans. Per què? per desídia? per l’anticlericalisme multisecular? per una espiral del silenci promoguda per certes conspiracions? La resposta, sigui quina sigui, pot trobar-se en motius molt menys ideològics. Si cap mitjà de comunicació català va parlar de l’assaig exhaustiu de dos editors de la principal revista liberal del món potser no fou perquè consideressin ofensiva la tesi que promovien. M’atreveixo a aventurar que, més aviat, els resultava incomprensible.

D’un temps ençà, certa religió del periodisme –aquell conjunt de creences apriorístiques que el gremi assumeix com a carta de navegació imprescindible per al bon professional- ha tendit sovint a considerar el fet religiós com a cosa de rosegaaltars, si no –pitjor- com quelcom de reminiscències franquistes que només agrada a quatre iaies de dretes. En el millor dels casos, un fet digne de ser contemplat com una part entranyable, avorrida i en el fons irrellevant de la quotidianitat. I, és clar, quan la situació ha arribat en aquest punt és fàcil posar l’excusa de què no es dóna informació religiosa perquè no hi haurà gent que la demani.

És caricatura, òbviament. Hi ha diverses, i honroses excepcions. Però fins i tot aquestes excepcionals excepcions –uns pocs periodistes de prestigi- compartiran l’apreciació de que avui el periodisme català és predominantment analfabet pel que respecta a qüestions espirituals i religioses. Un tel d’indiferència sembla haver embolcallat amb eficàcia tot allò que faci tuf a religiós, que roman reclòs, desprèn olor a rebost mal ventilat i sembla que només pugui fer goig a museus o a sagristies.

Aquesta situació perjudica al fet religiós, però també al periodisme. Un periodisme incapaç de descodificar un fet social o personal com aquest, de donar almenys pistes vàlides perquè l’audiència es faci un mapa comprensible de la situació, és un periodisme incomplet. Ho saben al New York Times, que dóna una àmplia cobertura a Religion and Belief,  o al Frankfurter Allgemeine, del qual m’explicaven fa un temps que tenia dos redactors sèniors especialitzats en religió.

Però, com informar de creences, en un país com el nostre, on els nostres avis guarden en la memòria el record dels morts per causa de la fe, i els nostres pares cresqueren sota un poder que tenia com a oficial un sol credo determinat? Si per als primers la religió tindria tons èpics, per als segons podria evocar certs ressentiments. I entre els que hem arribat després, l’actitud més suggerent és la indiferència.

Malgrat això, sempre he pensat que el fet religiós i el periodisme es beneficiaran molt mútuament el dia que descobreixin que tenen en comú objectius i enemics. Ambdós afirmen cercar la veritat, i ambdós combaten la ignorància. La crisi dels mitjans té més en comú amb la crisi de la pràctica religiosa del que pugui semblar en un principi: el relativisme ha dissolt en moltes persones les inquietuds per a saber més sobre la veritat, el bé, el mal i la bellesa. Si cadascú té la seva veritat particular, quina necessitat hi ha de conèixer els universals?

Bé, d’acord, però ¿És possible un periodisme religiós que reculli la dimensió transcendent de les persones, sigui comprensible per al gran públic i al mateix temps no sigui avorrit? Sembla la quadratura del cercle i més quan, com diu un amic meu, sovint es confon la transcendència amb l’avorriment, i si una cosa no vol el periodisme és resultar avorrit.

Hi ha moltes formes d’enquadrar el fet religiós de forma que sigui atractiu. Cadascuna té els seus avantatges i les seves mancances. La més freqüent és l’enfocament esportiu. A imatge i semblança de la premsa esportiva, es presenten els fets sempre des del prisma favorable a l’equip dels lectors, sigui aquest el religiós o l’antireligiós. Més que descriure la realitat, la viu i pren obertament partit: que guanyin els meus. Les audiències d’aquest tipus de periodisme solen ser les convençudes, d’un costat i de l’altre.

Una segona forma és l’aproximació política: aplicar, posem per cas, a l’Església, un esquema de dretes contra esquerres, progressistes contra conservadors. Són simplificacions que donen un relat de la realitat, però massa sovint aquella realitat que reflecteixen està només en la imaginació d’aquell qui escriu.

De vegades resulta efectiu l’esquema sensacionalista: una víctima, un agressor, uns fets luctuosos i el mitjà de comunicació com a garant de la justícia. Aquest és l’esquema més repetit en la secció de societat, on s’han encabit tradicionalment les informacions sobre religió. Però tal enfocament, en religió com en tots els altres camps, té l’inconvenient que és incapaç de fer interessant l’aspecte més transcendent, i pot caure en canvi en una espiral de sensacionalisme barroc, cada cop més rebuscat o escabrós.

Hi ha, encara, una aproximació que mira exclusivament la dimensió espiritual de la cosa, com quelcom desconnectat de l’actualitat més immediata. Un personatge exòtic, les noves teràpies vingudes de terres llunyanes, o fins les novetats en l’autoajuda, en són alguns dels reclams.

Alguns periodistes estan intentant una cosa relativament nova, i molt senzilla: fer periodisme. És a dir, aplicar al fet religiós el mateix rigor i la mateixa serietat professional que es posa per informar, posem per cas, de la Fòrmula 1. A cap dels periodistes que segueixen la caravana de pilots i escuderies de circuit a circuit se li demana que sàpiga conduir un d’aquells cotxes de carreres. Però a tots se’ls exigeix, en canvi, que expliquin bé què és un pit-stop, com s’obté una pole o quina reglamentació afecta al carburant. Mentre aquesta exigència de professionalitat estigui present, fins i tot els que som aficionats de Ferrari tolerem que se’ls noti que aposten per Red Bull.

El dia que la religió del periodisme deixi de veure el periodisme religiós com l’aneguet lleig, la opinió publicada serà més completa i la religió sortirà de les trinxeres defensives on, per instint de supervivència, tantes vegades s’ha hagut de refugiar.

Benedicto 16, el totalitarismo de la indiferencia y el desconcierto posmoderno

El papa alemán continuará en Barcelona y Santiago la renovación cultural del viejo continente. Está pagando el precio de los pioneros. No obstante, la historia le recordará como aquel que planteó una alternativa positiva al indiferentismo en el que la cultura europea postmoderna parecía haber sucumbido.

2010 ha sido el quinto año de pontificado de Benedicto 16. Como en los anteriores, también en este aniversario le han acompañado polémicas mediáticas. El 24 de enero, Bernard-Henry Lévy consideraba en las páginas de El País que Ratzinger estaba siendo “víctima de un juicio mediático” y “la continua manipulación de sus textos”, a propósito de su relación con los judíos . Dos meses más tarde las páginas del New York Times y de muchos otros diarios recuperaban varios casos sobre abusos sexuales de sacerdotes católicos, apuntado a una responsabilidad -nunca demostrada- de Benedicto 16 en el encubrimiento (ver resumen del caso aquí).
Una tras otra, ninguna de las polémicas ha demostrado culpabilidad alguna de Benedicto 16. John Allen, principal experto norteamericano en información católica, lo califica de “Papa de las ironías“. Por ejemplo, la de ser el Papa visto desde dentro como el gran reformador contra los abusadores sexuales y desde fuera como el gran encubridor, o la de se ser identificado como un pontífice intelectual y profesor pero ser noticia por todo menos por esta faceta.
A su paso, Benedicto 16 desata un ruido mediático ensordecedor. La reciente visita a Reino Unido ha sido otro ejemplo. Pero lo mismo ocurrió con la visita a Portugal, o el viaje a Malta: gran frialdad mediática pero cálida y masiva respuesta popular. Incluso la Misa en Escocia, el primer acto masivo en Reino Unido, consiguió reunir más de 70.000 fieles, a pesar de la intensa lluvia de malas noticias para el Papa. En Londres, la muchedumbre de Hyde Park multiplicaba por mucho el número de asistentes en las protestas. Efectivamente, es también una ironía que la persona que llega con peor prensa en cada lugar es después recibida como no lo ha sido ninguna otra personalidad.


La pregunta que se hacen muchos observadores es ¿por qué tanta agresividad hacia Benedicto 16? ¿Por qué, por ejemplo, se ignoran hechos fácilmente contrastables, como sus peticiones de perdón? ¿Por qué se ha llegado a lo que algunos han calificado de “deformación monstruosa de la realidad“?
Respuestas se han dado, con mayor o menor fortuna. El mes de agosto, dos prestigiosos vaticanistas, Andrea Tornielli y Paolo Rodari, publicaban Attacco a Ratzinger, donde descartaban la teoría de la conspiración pero sí identificaban tres fuentes de problemas para el pontífice: ataques desde fuera (laicistas, grupos feministas radicales y gays, laboratorios farmacéuticos que venden productos abortivos, abogados que piden indemnizaciones millonarias por casos de abusos), enemigos de dentro (los que plantean el Vaticano II como una ruptura y no como una renovación) y el fuego amigo de algunos de sus colaboradores.
Una de las últimas hipótesis llega de James MacMillan, compositor de la música elegida para la beatificación del Cardenal Newman, que ve a Benedicto XVI como “el peor enemigo de las feroces élites seculares británicas” procedentes de los campus europeos que protagonizaron en mayo del 68.
Otra posible interpretación sea que Benedicto 16 está representando el gran sí de Dios en una sociedad que genera indiferentismo hacia los otros, hacia el mundo y, por supuesto, hacia Dios. Josep Ramoneda -persona nada sospechosa de proximidad con el pontífice- carga precisamente en su último ensayo contra “totalitarismo de la indiferencia“. ¿No será, precisamente, esa capacidad de romper la desgana dominante, lo que convierte Benedicto 16 en un personaje incómodo?
Efectivamente, seguir atentamente sus escritos permite descubrir a un transgresor que plantea una alternativa firme a la cultura dominante, y que no se conforma en reducir la religión a mera cuestión folclórica. El 18/4/05, en la Misa previa a la elección del Papa, el entonces Cardenal Ratzinger avisa: “Se va constituyendo una dictadura del relativismo que no reconoce nada como definitivo y que deja como última medida sólo el propio yo y sus antojos”. Cinco años más tarde, la labor de clarificación semántica en un mundo con gran ambigüedad de conceptos se confirma como una de las principales tareas de Benedicto XVI. Se ha propuesto dar un sentido a cada palabra y una palabra a cada realidad. Afirma que “la construcción de una sociedad humana requiere fidelidad a la verdad“. Explica que hay un “problema de lenguaje” con el amor, que no se puede reducir al sentimentalismo. No confunde la ética con la estética, ni los derechos con los deseos, ni la verdad con la verosimilitud, ni la familia con una convención. Afirma que hay esperanza, y confía en la razón. Y, además, tiene un hilo de voz amable y un aspecto de anciano bondadoso.
Ironías de la vida: las reacciones desproporcionadas, las acusaciones precipitadas y la burla pública son el escenario que permite valorar mejor, por contraste, la gran novedad del discurso constructivo, amable y positivo de este Papa que algunos daban por acabado antes de empezar, pero que se está convirtiendo en el gran renovador de la Iglesia Católica.
La biografía más completa, que está a punto de salir, lo bautiza como “el Papa de la razón” y “el primer postmoderno”. De ahí el desconcierto. El desconcierto postmoderno.
Próxima estación, Santiago y Barcelona.

Marc Argemí (marcargemi@gmail.com)

Benet 16, el totalitarisme de la indiferència i el desconcert postmodern

El papa alemany continuarà a Barcelona i Santiago la renovació cultural del vell continent. Està pagant el preu dels pioners. La història el recordarà, però, com aquell que va plantejar una alternativa positiva a l’indiferentisme on la cultura europea postmoderna semblava haver-se instal·lat.

L’any 2010 ha estat el cinquè de pontificat de Benet 16. Com en els anteriors, enguany també l’han acompanyat polèmiques mediàtiques. El 24 de gener, Bernard-Henry Lévy considerava en les pàgines d’El País que Ratzinger estava essent “víctima d’un judici mediàtic” i “la continua manipulació dels seus textos”, a propòsit de la seva relació amb els jueus. Dos mesos més tard les planes del New York Times i de molts altres diaris recuperaven diversos casos sobre abusos sexuals de sacerdots catòlics, apuntat a una responsabilitat -mai demostrada- de Benet 16 en l’encobriment (vegeu resum del cas aquí).

Una rere l’altra, cap de les polèmiques ha demostrat culpabilitat alguna de Benet 16. John Allen, principal expert nordamericà en informació catòlica, l’ha qualificat de “Papa de les ironies”. Per exemple, la de ser el Papa vist des de dins com el gran reformador contra els abusadors sexuals i des de fora com el gran encobridor; o la de se ser identificat com un pontífex intel·lectual i professor però ser notícia per tot menys per aquesta faceta.

Al seu pas Benet 16 desferma un soroll mediàtic eixordador. La recent visita a Regne Unit n’ha estat un altre exemple. Però el mateix va passar amb la visita a Portugal, o el viatge a Malta: gran fredor mediàtica però una càlida i massiva resposta popular. Fins i tot, la Missa a Escòcia, el primer acte massiu al Regne Unit, aconseguí reunir més de 70.000 fidels, malgrat la intensa pluja de males notícies pel Papa. A Londres, la gran munió de gent de Hyde Park multiplicava per molt el nombre d’assistents a les protestes. Efectivament, és també una ironia que la persona que arriba amb pitjor premsa a cada lloc és després rebuda com no ho ha arribat a estar cap altre personalitat ni artista.

La pregunta que es fan molts observadors és ¿per què tanta agressivitat vers Benet 16? Per què, per exemple, s’ignoren fets fàcilment contrastables, com les seves peticions de perdó? ¿per què s’ha arribat al que alguns han qualificat de “deformació monstruosa de la realitat”?

Respostes s’han donat, amb més o menys fortuna. El mes d’agost dos prestigiosos vaticanistes, Andrea Tornielli i Paolo Rodari, publicaven Attacco a Ratzinger, on descartaven la teoria de la conspiració però identificaven tres fonts de problemes per al pontífex: atacs des de fora (laïcistes, grups feministes radicals i gais, laboratoris farmacèutics que venen productes abortius, advocats que demanen indemnitzacions milionàries per casos d’abusos), enemics de dins (els que plantegen el Vaticà II com una ruptura i no com una renovació) i el foc amic d’alguns dels seus col·laboradors.

Una de les darreres hipòtesis arriba de James MacMillan, compositor de la música escollida per la beatificació del Cardenal Newman, que veu Benet XVI com “el pitjor enemic de les ferotges èlites seculars britàniques” procedents dels campus europeus que van protagonitzar el maig del 68.

Una altra possible interpretació sigui que Benet 16 està representant el gran sí de Déu en una societat que genera indiferentisme respecte dels altres, del món i, per descomptat, respecte de Déu. Josep Ramoneda -persona gens sospitosa de proximitat amb el pontífex- carrega precisament en el seu darrer assaig contra “totalitarisme de la indiferència”. ¿No serà, precisament, aquesta capacitat de trencar la desgana dominant, allò que converteix Benet 16 en un personatge incòmode?

Efectivament, seguir atentament els seus escrits permet descobrir a un transgressor que planteja una alternativa ferma a la cultura dominant, i que no es conforma en reduir la religió a una qüestió folklòrica. El 18/04/05, en la Missa prèvia a l’elecció del Papa, el llavors Cardenal Ratzinger avisa: “Es va constituint una dictadura del relativisme que no reconeix res com definitiu i que deixa com a última mesura només el propi jo i els seus desitjos “. Cinc anys més tard, la tasca de clarificació semàntica en un món amb gran ambigüitat de conceptes es confirma com una de les principals tasques de Benet 16. S’ha proposat donar un sentit a cada paraula i una paraula a cada realitat. Afirma que “la construcció d’una societat humana requereix fidelitat a la veritat”. Explica que hi ha un “problema de llenguatge” amb l’amor, que no es pot reduir al sentimentalisme. No confon l’ètica amb l’estètica, ni els drets amb els desitjos, ni la veritat amb la versemblança, ni la família amb una convenció. Afirma que hi ha esperança, i confia en la raó. I, a més, té un fil de veu amable i un posat d’ancià bondadós.

Ironies de la vida, les reaccions desproporcionades, les acusacions precipitades i la befa pública són l’escenari que permet valorar millor, per contrast, la gran novetat del discurs constructiu, amable i positiu d’aquest Papa que alguns donaven per acabat abans de començar, però que s’està convertint en el gran renovador de l’Església Catòlica.

La biografia més completa, que està a punt de sortir, el bateja com “el Papa de la raó” i “el primer postmodern”. D’aquí el desconcert. El desconcert postmodern.

Propera parada, Santiago i Barcelona.

Marc Argemí (marcargemi@gmail.com)

El Papa demana perdó… una altra vegada, com a juliol del 2008

El setmanari Time va publicar el 7 de juny de 2010 el reportatge Why being Pope Means Never Having to Say You’re Sorry, que qüestionava la capacitat de Benet XVI de demanar perdó pels casos d’abusos sexuals que han sortit a la llum pública els darrers mesos.

Divendres 11 de juny, en la clausura de l’Any Sacerdotal, en la clausura de l’Any Sacerdotal, Benet XVI ha dit: “Era d’esperar que a l’«enemic» no li agradés que el sacerdoci brillés novament; ell s’hauria estimat més veure’l desaparèixer, perquè per fi Déu hauria estat expulsat del món. I així ha passat que, precisament en aquest any d’alegria pel sagrament del sacerdoci, han sortit a la llum els pecats dels sacerdots, sobretot l’abús als infants, en el qual el sacerdoci, que du a terme la sol·licitud de Déu pel bé de l’home, es converteix en el contrari. També nosaltres demanem perdó insistentment a Déu i a les persones afectades, mentre prometem que volem fer tot el que sigui possible perquè un abús com aquest no torni a succeir mai; que en l’admissió al ministeri sacerdotal i en la formació que el prepara farem tot el que es pugui per a examinar l’autenticitat de la vocació; i que volem acompanyar encara més els sacerdots en el seu camí, perquè el Senyor els protegeixi i els custodiï en les situacions doloroses i en els perills de la vida”.

Alguns observadors han vist aquí la resposta a aquella exigència de penediment: Benedicto XVI pide ‘perdón’ por primera vez por el escándalo de abusos sexuales a menores (El Mundo). Público: “Benedicto XVI pide al fin perdón a las víctimas de abusos sexuales”.

¿És realment la primera vegada que Benet XVI demana perdó? El País, de fet, destacava como a novetat no el perdó, sinó l’èmfasi de la petició: El Papa pide “insistentemente perdón” a Dios y a las víctimas de los abusosNew York Times, capçalera que llançà les primeres informacions, posava per títol Pope Pleads for Forgiveness Over Abuse Scandal, afegint el matís que “It was the first time that Pope Benedict XVI had commented on the scandal from St. Peter’s Basilica”.

Aquesta matisació té la seva raó de ser. De fet, no tots els mitjans han considerat les paraules del Papa com la primera petició de perdó. Així, per exemple, La Vanguardia recollia en la seva web el text d’EFE, que valorava el caràcter públic d’aquesta declaració. L’ABC ni tan sols parlava de demanar perdó, i encapçalava la notícia explicant que “Benedicto XVI prometió hacer todo lo posible para que los abusos sexuales no vuelvan a suceder jamás” i que “lanzó también un serio aviso a los obispos encubridores o cobardes: No es amor tolerar comportamientos indignos de la vida sacerdotal”.

Com algun bloc periodístic ja ha assenyalat, el cert és que efectivament no és la primera vegada que el Papa demana perdó.

En la carta als catòlics d’Irlanda (19/3/10), afirmà estar “profundament consternat”, compartir amb les víctimes “el neguit i el sentiment de traïció” y sentir “obertament la vergonya i el remordiment”. Pope Benedict tells victims “I am truly sorry”, resumia un periodista de la BBC‘I am truly sorry’: Pope Benedict apologises for decades of child abuse in Irish Catholic Church, afirmava Daily Mail. Al-Jazeera: Pope ‘truly sorry’ over Irish abuse. En la mateixa línia Belfast Telegraph, entre d’altres. L’expressió anglesa I’m truly sorry, que també surt a la carta, fou traduïda al castellà como me apesadumbra en verdad (en català m’afligeix molt) que potser no recull amb la mateixa exactitud l’acte de demanar perdó. Malgrat tot, alguns mitjans en castellà interpretaren les paraules en sentit similar als anglesos. El Mundo referia al seu lloc web el dia 22, citant EFE, i el dia 24, citant Reuters, que a la carta el Papa “pidió perdón a las víctimas de los curas pederastas”. Igual d’altres com ABCTVELa Tercera de Xile.

Però la demostració més clara que Benet XVI demanava perdó a les víctimes ja es pogué comprovar un llunyà 12 de juliol de 2008, durant el trajecte en avió fins Austràlia. A la pregunta: “¿parlarà de la qüestió dels abusos sexuals i demanarà perdó?” respongué un “” rotund, per després afegir les raons, concloent amb el significat que per a ell té aquesta expressió ‘demanar perdó’: “farem tot el possible per deixar clar quin és l’ensenyament de l’Església i per ajudar en l’educació, en la preparació dels sacerdots, en la formació permanent, farem tot el possible per curar i reconciliar les víctimes. Crec que aquest és el contingut fonamental de l’expressió “demanar perdó”. Crec que és millor i més important donar el contingut de la fórmula i crec que el contingut ha d’explicar en què ha fallat el nostre comportament, què hem de fer en aquest moment, com podem prevenir i com poder tots curar i reconciliar”. ¿Què ha fet, si no, Benet XVI, des d’aleshores?

Era dissabte 12 de juliol de 2008. Per un mes i un dia, gairebé dos anys abans de la suposada primera petició de perdó del dia 11 de juny d’enguany.

Ja el 2006, referint-se a Irlanda havia insistit en la necessitat de “curar les víctimes i tots els afectats per aquest crims enormes”. A Austràlia, durant l’esmentat viatge de 2008, digué: “Estic molt dolgut pel dolor i el sofriment que han patit les víctimes, i les hi asseguro que, com a pastor seu, també comparteixo el seu patiment. Aquests delicte, que constitueixen una traïció greu a la confiança, han de ser condemnats de forma inequívoca. Han provocat un gran dolor i han fet mal al testimoni de l’Església. Us demano a tots que recolzeu i ajudeu els vostres bisbes, i que col·laboreu amb ells a combatre aquest mal. Les víctimes han de rebre compassió i assistència, i els responsables d’aquest mals han de ser duts a la justícia”. Com ja havia fet abans a Estats Units i faria després a Malta, Benet XVI compartí les penes d’un grup de víctimes.

Marc Argemí

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El Papa pide perdón… otra vez, como en julio de 2008 (en 1.001 palabras)

El semanario Time publicó el 7 de junio de 2010 el reportaje Why being Pope Means Never Having to Say You’re Sorry, que ponía en cuestión la capacidad de Benedicto XVI de pedir perdón por los casos de abusos sexuales que han aparecido a la luz pública en los últimos meses.

El viernes 11 de junio, en la clausura del Año Sacerdotal, Benedicto XVI ha afirmado: “Era de esperar que al «enemigo» no le gustara que el sacerdocio brillara de nuevo; él hubiera preferido verlo desaparecer, para que al fin Dios fuera arrojado del mundo. Y así ha ocurrido que, precisamente en este año de alegría por el sacramento del sacerdocio, han salido a la luz los pecados de los sacerdotes, sobre todo el abuso a los pequeños, en el cual el sacerdocio, que lleva a cabo la solicitud de Dios por el bien del hombre, se convierte en lo contrario. También nosotros pedimos perdón insistentemente a Dios y a las personas afectadas, mientras prometemos que queremos hacer todo lo posible para que semejante abuso no vuelva a suceder jamás; que en la admisión al ministerio sacerdotal y en la formación que prepara al mismo haremos todo lo posible para examinar la autenticidad de la vocación; y que queremos acompañar aún más a los sacerdotes en su camino, para que el Señor los proteja y los custodie en las situaciones dolorosas y en los peligros de la vida”.

Algunos observadores han visto aquí la respuesta a esta exigencia de arrepentimiento: Benedicto XVI pide ‘perdón’ por primera vez por el escándalo de abusos sexuales a menores (El Mundo). Público: “Benedicto XVI pide al fin perdón a las víctimas de abusos sexuales”.

¿Es realmente la primera vez que Benedicto XVI pide perdón? El País, de hecho, destacaba como novedoso el énfasis de la petición: El Papa pide “insistentemente perdón” a Dios y a las víctimas de los abusos. New York Times, periódico que lanzó las primeras informaciones, titulaba Pope Pleads for Forgiveness Over Abuse Scandal, añadiendo el matiz de que “It was the first time that Pope Benedict XVI had commented on the scandal from St. Peter’s Basilica”.

Tal matiz tiene su razón de ser. De hecho, no todos los medios han considerado las palabras del Papa como la primera petición de perdón. Así, por ejemplo, La Vanguardia recogía en su web el texto de EFE, que valoraba el carácter público de esta petición. El ABC ni siquiera hablaba de pedir perdón, y encabezaba la noticia explicando que “Benedicto XVI prometió hacer todo lo posible para que los abusos sexuales no vuelvan a suceder jamás” y que “lanzó también un serio aviso a los obispos encubridores o cobardes: No es amor tolerar comportamientos indignos de la vida sacerdotal”.

Como algún blog periodístico ya ha señalado, lo cierto es efectivamente no es la primera vez que el Papa pide perdón y expresa su cercanía a las víctimas.

En la carta a los católicos de Irlanda (19/3/10), afirmó estar “profundamente consternado”, compartir con las víctimas “la desazón y el sentimiento de traición” y sentir “abiertamente la vergüenza y el remordimiento”. Pope Benedict tells victims “I am truly sorry”, resumía un periodista de la BBC. ‘I am truly sorry’: Pope Benedict apologises for decades of child abuse in Irish Catholic Church, afirmaba Daily Mail. Al-Jazeera: Pope ‘truly sorry’ over Irish abuse. En la misma línea Belfast Telegraph, entre otros. La expresión inglesa I’m truly sorry fue traducida al castellano como me apesadumbra en verdad, que no recoge con la misma exactitud el acto de pedir perdón. Aún así, algunos medios en español interpretaron las palabras en el mismo sentido que los ingleses. El Mundo refería en su web el día 22, citando a EFE, y el día 24, citando a Reuters, que en la carta el Papa “pidió perdón a las víctimas de los curas pederastas”. Igual otros como ABC, TVE o La Tercera de Chile.

Pero la demostración más clara de que Benedicto XVI pedía perdón a las víctimas ya pudo comprobarse un lejano 12 de julio de 2008, durante el trayecto en avión hacia Australia. A la pregunta: “¿hablará de la cuestión de los abusos sexuales y pedirá perdón?respondió un rotundo “”, y luego el Papa explicó sus razones concluyendo con el significado que, a su entender, tiene la expresión pedir perdón: “haremos todo lo posible para dejar claro cuál es la enseñanza de la Iglesia y para ayudar en la educación, en la preparación de los sacerdotes, en la formación permanente; haremos todo lo posible para curar y reconciliar a las víctimas. Creo que este es el contenido fundamental de la expresión “pedir perdón”. Creo que es mejor y más importante dar el contenido de la fórmula y creo que el contenido debe explicar en qué ha fallado nuestro comportamiento, qué debemos hacer en este momento, cómo podemos prevenir y cómo podemos todos sanar y reconciliar”. ¿Qué ha hecho sino, Benedicto XVI, desde entonces?

Era el sábado 12 de julio de 2008. Por un mes y un día, casi dos años antes de la supuesta primera petición de perdón del día 11 de junio de 2010.

Ya en 2006, refiriéndose a Irlanda había insistido en la necesidad de “sanar a las víctimas y a todos los afectados por esos crímenes enormes”. En Australia, durante el mencionado viaje de 2008, dijo: “Estoy muy apenado por el dolor y el sufrimiento que han padecido las víctimas, y les aseguro que, como su pastor, también comparto su sufrimiento. Estos delitos, que constituyen una grave traición a la confianza, deben ser condenados de modo inequívoco. Han provocado gran dolor y han dañado el testimonio de la Iglesia. Os pido a todos que apoyéis y ayudéis a vuestros obispos, y que colaboréis con ellos en combatir este mal. Las víctimas deben recibir compasión y asistencia, y los responsables de estos males deben ser llevados ante la justicia”. Como había hecho ya poco tiempo antes en Estados Unidos, Benedicto XVI compartió las penas de un grupo de víctimas.

Marc Argemí

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37 artículos de la polémica en las páginas de Aceprensa

Artículos publicados en Aceprensa sobre la polémica de los abusos sexuales. Los que tienen una llave son sólo para suscriptores. El resto está en abierto.

La ley canónica y la ley civil ante los abusos sexuales (1085 palabras)   Juan Domínguez     10/05/10

La psicología ante los abusos sexuales por parte de clérigos (836 palabras)                                             05/05/10

La Santa Sede hará una revisión de los Legionarios de Cristo (1194 palabras)                                          02/05/10

Pagar por los pecados de los padres (563 palabras)                                  Carolyn Moynihan   30/04/10

Cachetes, salamandras y abusos de menores, todo mezclado (1252 palabras)                   José M. García Pelegrín        24/04/10

Aún hay sitio en el banquillo de los acusados (2053 palabras)                     Michael Cook          19/04/10

Goebbels y la operación de los sacerdotes paidófilos (979 palabras)                19/04/10

Ratzinger no paró el proceso contra un sacerdote de California (1135 palabras)             Ricardo Estarriol                   16/04/10

En la Iglesia Católica no hay más abusos que en otros ámbitos (529 palabras)                                        16/04/10

Transparencia con censura (789 palabras)                               Juan Domínguez        16/04/10

Llamamiento de intelectuales franceses a favor del Papa (300 palabras)                                 14/04/10

Guía sobre procedimientos en casos de abusos sexuales (869 palabras)                              12/04/10

Los abusos conciernen a un reducido número de sacerdotes (792 palabras)                                             08/04/10

Un caso de “pánico moral” (1408 palabras)                                                                05/04/10

El Papa y los abusos en EE.UU.: lo que el “Times” no cuenta (1894 palabras)           Rafael Serrano                      28/03/10

“El celibato no es la causa de la paidofilia” (970 palabras)                             Ricardo Estarriol    23/03/10

El Papa invita al arrepentimiento y a la renovación (1827 palabras)                    21/03/10

El Papa no encubrió a un acusado en Múnich (383 palabras)                        Aceprensa               16/03/10

Cómo actúa la Iglesia ante los abusos sexuales (1368 palabras)                          15/03/10

Alemania: abusos de menores en la Iglesia y fuera (1164 palabras)            José M. García Pelegrín                 12/03/10

Celibato sacerdotal y abusos sexuales (661 palabras)                            Aceprensa                  11/03/10

Abusos sexuales: máxima claridad y titulares engañosos (849 palabras)                                Aceprensa               10/03/10

Abusos sexuales, doble moral y esquizofrenia crítica (480 palabras)    Aceprensa                  19/07/07

George Weigel comenta el informe sobre los abusos sexuales en Estados Unidos (609 palabras)               Aceprensa      17/03/04

Balance y final de un escándalo (2143 palabras)                            Juan Domínguez        10/03/04

El coraje de ser católico (2423 palabras)                                        C. John McCloskey    26/03/03

La Iglesia de EE.UU. ya tiene normas definitivas para juzgar y castigar a los sacerdotes que hayan abusado de menores (480 palabras)                   Aceprensa      25/12/02

EE.UU.: nuevas normas para los casos de abusos de menores por parte de sacerdotes (828 palabras)    Aceprensa      20/11/02

El Vaticano y los obispos de EE.UU. revisarán las normas contra abusos sexuales de menores (661 palabras)               Aceprensa      23/10/02

Nueva praxis: un caso es demasiado (2765 palabras)                   Aceprensa                  19/06/02

La Iglesia en tiempos de escándalo (1212 palabras)                     Aceprensa                  22/05/02

Los equívocos de un escándalo (2654 palabras)                             Diego Contreras        01/05/02

Un problema espiritual, además de psicológico (1084 palabras) Aceprensa                  24/04/02

La Iglesia de EE.UU., sacudida por los casos de pederastia de sacerdotes (2953 palabras)                        Aceprensa ,Ignacio Aréchaga                     03/04/02

La Santa Sede da instrucciones para juzgar casos de abusos de menores por parte de clérigos (567 palabras)               Aceprensa      16/01/02

Abusos sexuales y celibato en África (644 palabras)                     Juan Domínguez        25/04/01

¿Defensa de las monjas o ataque al celibato? (649 palabras)       Diego Contreras        28/03/01

Aggiornamento sulla pedofilia nella Chiesa

Bruno Mastroianni // Documentazione.info // http://www.documentazione.info/article.php?id=1111&idsez=41

I NUMERI: QUANTI SONO I CASI DI ABUSO?

La conta degli effettivi di casi di pedofilia da parte degli ecclesiastici non serve per sminuire il fenomeno, ma per capirlo nelle sue giuste dimensioni.

USA: Secondo lo studio del 2004 del John Jay College of Criminal Justice (link) i sacerdoti accusati di relazioni sessuali con i minori sono dal 1950 al 2002 circa 4.392. Massimo Introvigne in un articolo sull’Avvenire ha fatto notare che di questi, quelli accusati di effettiva pedofilia sono 958. I condannati in tutto 54, poco più di uno all’anno (i sacerdoti e i religiosi negli Stati Uniti sono circa 109.000). Per avere una misura di paragone nello stesso periodo negli USA, sono state 6.000 le condanne relative a professori di ginnastica e allenatori giudicati colpevoli dello stesso reato dai tribunali statunitensi. Il fenomeno oggi negli USA è drasticamente ridotto: uno studio commissionato dall Conferenza Episcopale Nord Americana (link) dichiara che nel 2009 sono in esame solo 6 casi sospetti, su 109.000 sacerdoti. Il periodico Newsweek (link) ha registrato che le compagnie di assicurazione americane non fanno pagare un premio maggiore per assicurare contro gli abusi nelle istituzioni cattoliche: stando ai dati non c’è un maggiore rischio.

Germania: in un articolo del Giornale, Andrea Tornielli, riporta che in Germania dal 1995 sono stati denunciati 210mila casi di reati contro minori, i casi sospetti avvenuti nell’ambito della Chiesa cattolica sono 94 (1 su 2000).

Irlanda: il Rapporto Ryan del 2009 (link) ha registrato le testimonianze di casi di violenze (non solo sessuali ma soprattutto fisiche e psicologiche) nel sistema scolastico dell’isola dal 1914 al 2000, riscontrando 381 persone che hanno dichiarato di aver subito abusi sessuali da parte di personale scolastico, visitatori, alunni più grandi e solo in piccola parte da chierici. Il Rapporto Murphy (link) sulla diocesi di Dublino ha registrato dal 1974 al 2009 le testimonianze di 440 persone che accusano sacerdoti.

Malta: secondo i dati forniti da una Commissione istituita ad hoc (link) dagli anni ’70 ad oggi sono stati accusati 45 sacerdoti. In 19 casi le accuse sono state respinte perché infondate, 13 casi sono ancora da esaminare e 13 sono sotto processo. Di questi ultimi 4 son stati condannati, 7 devono essere ancora ascoltati dalla Santa Sede e 2 sono deceduti.

Congregazione dottrina della fede: Mons. Scicluna, della Congregazione per la Dottrina della Fede, in un’intervista ha dichiarato che dal 2001 al 2010, la Congregazione si è occupata di circa 3000 casi di sacerdoti diocesani e religiosi che riguardano delitti commessi negli ultimi cinquanta anni. Solo nel 10 per cento dei casi si tratta di atti di pedofilia, quindi circa 300 in tutto il mondo. Il numero complessivo di sacerdoti diocesani e religiosi nel mondo è di 400 mila.

DOCUMENTI E DISPOSIZIONI ESPLICITE

Nei discorsi sulla pedofilia si tirano in ballo alcuni documenti dando l’informazione errata che conterrebbero istruzioni per la copertura dei casi di pedofilia. In realtà tutti i documenti sono ufficiali e pubblici, e l’atteggiamento di condanna agli abusi è chiaro e forte. Le incomprensioni nascono da cattive traduzioni e imprecisioni dovute al fatto che i documenti sono redatti in latino e non vi erano fino a poco tempo fa traduzioni ufficiali in altre lingue.

Il primo è l’istruzione “Crimen sollicitationis” (testo latino) un testo del 1922 riedito da un Giovanni XXXIII nel 1962 che si occupa del reato di istigazione a cose turpi da parte dei confessori. Il documento, che tratta principalmente di altri abusi, fa un riferimento anche alla pedofilia chiamandola crimen pessimum. Nel documento è esplicito l’obbligo di denunciare i crimini (traduzione in italiano non ufficiale dei passi più espliciti).

Il secondo è il “De delictis gravioribus” (testo latinoin italiano) firmato da Joseph Ratzinger e Tarcisio Bertone nel 2001, fu redatto per dare corso al motu proprio “Sacramentorum sanctitatis tutela”(testo latino, in italiano) di Papa Giovanni Paolo II che, proprio per evitare insabbiamenti e pasticci locali, assegna la competenza in materia di pedofilia alla Congregazione per la dottrina della fede.

La conferma di tutto ciò l’hanno data anche le Linee guida che seguirono l’istruzione: informare la Santa Sede, seguire le disposizioni della giustizia civile, allontanare il sospetto dalle attività pastorali.

Se ci sono stati insabbiamenti e omissioni, essi si devono a una mancanza di fedeltà alle disposizione del Papa e del Magistero.

L’AZIONE DI BENEDETTO XVI

Papa Benedetto XVI, prima come Prefetto della Dottrina della Fede poi come Papa è, senza dubbio colui che più si è impegnato a correggere questa piaga nella Chiesa. Da leggere la recente Lettera ai cattolici irlandesi. In essa c’è una chiara condanna del fenomeno e un forte invito ai vescovi a prendersi le proprie responsabilità per riparare e far sì che non accada in futuro. Stessa chiarezza e determinazione che il Papa ha mostrato durante il suo viaggio negli USA (qui una rassegna dei suoi interventi sulla pedofilia) e in Australia (qui una rassegna dei suoi interventi).

I CASI DI CUI SI E’ PARLATO SUI MEDIA

Finora sulla stampa sono stati tirati in ballo alcuni casi di pedofilia che in qualche modo sembrano toccare il Pontefice. Ognuno, visto da vicino, dimostra da parte di Ratzinger una condotta limpida e cristallina:

1. Padre Murphy a Milwakee: è il caso di un sacerdote macchiatosi di reati di pedofilia negli anni ’70. Le carte dicono che la Congregazione per la Dottrina della Fede (di cui era prefetto allora Ratzinger) fu consultata 20 anni dopo i fatti per una accusa di crimine di sollecitazione (e non per gli abusi). La Congregazione invitò a tenere il sacerdote comunque alla larga dalle attività pastorali nonostante fossero passati così tanti anni senza evidenze di altri crimini e nonostante la stessa giustizia civile aveva archiviato il caso (qui la spiegazione completa).

2. Padre Kiesle a Oakland: è il caso di una lettera del 1985 in cui il Card. Ratzinger invita a non concedere in fretta la dispensa dal celibato a un sacerdote accusato di pedofilia e già sotto processo per l’espulsione dal sacerdozio. Alcuni media hanno confuso le due cose: la dispensa dal celibato (che è una concessione) dall’espulsione dal sacerdozio che è una pena (qui la spiegazione completa).

3. Padre H nella arcidiocesi di Monaco e Frisinga: un pedofilo trasferito nella diocesi all’epoca in cui Ratzinger era arcivescovo. Il caso risale al 1980. È emerso nel 1985 ed è stato giudicato da un tribunale tedesco nel 1986. Il cardinale Ratzinger era estraneo alla vicenda come ha ammesso il suo vicario dell’epoca (qui la spiegazione).

4. Il fratello del Papa: è sembrato che due casi di abuso avvenuti a Ratisbona intorno al ’58 che è sembrato toccassero il fratello del Papa. In realtà i casi sono entrambi noti, giuridicamente chiusi e riguardanti un periodo diverso dalla direzione del coro da parte di Georg Ratzinger dal 1964 al 1994 (vedere già citato articolo di Tornielli che spiega i due casi).

IL CELIBATO NON C’ENTRA CON LA PEDOFILIA

Si è sentito anche parlare di un nesso tra pedofilia e celibato. Lo psichiatra Manfred Lutz, uno dei maggiori esperti del tema, in una recente intervista ha spiegato come questo nesso non ci sia affatto, anzi, gli esperti affermano che chi vive l’astinenza sessuale è meno a rischio di commettere abusi rispetto a chi è sposato. Nel già citato articolo di Introvigne si riportano gli studi di Jerkins che hanno registrato come i casi di pedofilia siano presenti in misura maggiore tra le diverse denominazioni protestanti ove i pastori possono contrarre matrimonio. Anche il dato già citato dei 6.000 casi di abuso negli Stati Uniti nello stesso periodo di quelli ecclesiastici sono ad opera in maggioranza di persone sposate. Insomma un nesso tra celibato e pedofilia non sembra esserci.